Cientos de espectadores observaron la salida de los barcos desde diferentes puntos de la costa, tanto el propio muelle como la zona de la Torre de Hércules
Los grandes veleros de la sexagésima edición de la Tall Ships Races se han despedido este domingo de A Coruña entre la niebla, que retrasó una hora el desfile de las embarcaciones, pero fue condescendiente y dio una tregua a justo a tiempo para que desde diferentes puntos de la costa pudieran verse los impresionantes navíos.
La intensa niebla, que el sábado había empañado la Batalla Naval de A Coruña, se mantuvo en la ría por la mañana, lo que obligó a la organización a aplazar una hora la salida de la treintena de barcos que compitieron en la regata y que estuvieron fondeados en el puerto coruñés desde el jueves, día en que se inauguró el evento.
Las tripulaciones comenzaron a preparar los barcos para abandonar el puerto hacia las 10:00 horas y al mediodía soltaron amarras para situarse en la zona de espera, hacia la ría de Ares.
Desde allí fueron pasando una a una frente al puerto de destino de la edición de este año, que les dio abrigo las cuatro últimas jornadas.
La regata comenzó en Amberes el 10 de julio e hizo escala en Lisboa y Cádiz antes de llegar a la meta en la ciudad gallega, donde los buques quedaron amarrados hasta el domingo.
Cientos de espectadores observaron la salida de los barcos desde diferentes puntos de la costa, tanto el propio muelle como la zona de la Torre de Hércules, el Monte de San Pedro, el Faro de Mera y el Seixo Branco, los dos últimos en la localidad de Oleiros.
Además, fueron muchas las pequeñas embarcaciones que se echaron al mar para seguir desde el agua el desfile de los navíos, que desplegaron sus velas, hicieron sonar sus bocinas y se despidieron de los coruñeses desapareciendo entre la niebla para seguir diferentes rumbos.
