El Irán real entró ayer por la puerta grande en la Berlinale con Asghar Farhadi, que dio una lección de cómo llevar al cine seres de carne y hueso.
Si los Osos se decidieran por aclamación, a Farhadi le correspondería el de Oro, vista la ovación que se dispensó a Jodaeiye Nader az Simin y a él mismo, en su comparecencia tras el pase ante los medios, que lo recibieron como al héroe que necesitaba la 61 Berlinale, y en la que estuvo acompañado, entre otros, por la actriz Sareh Bayat.