Historia

Cleopatra revive

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photo_camera Escultura de Cleopatra.

La última reina de Egipto ha vuelto con una exposición sobre su vida que llega en otoño a Madrid y nuevos hallazgos que parecen colocar en la pista del descubrimiento de su tumba

Quizá sea Cleopatra, 2.045 años después de su apoteósico suicidio, la mujer más famosa de la Historia. A ello contribuyó de forma decisiva ella misma como protagonista absoluta de una vida en la que siempre tomó  sus decisiones sin que nada le torciera el pulso y  que incluyó amores con dos de los grandes hombres de Roma, su guerra contra el primer emperador y una muerte heroica como último faraón de Egipto, negándose a aceptar el cautiverio. Tras ella, se apagó la luz del país del Nilo. Octavio,  tras proclamarse Augusto, decidió que ningún romano pondría el pie sin su permiso en la nueva provincia, donde acantonó una legión.


De Cleopatra se sabe casi todo excepto dos hechos muy importantes: cómo era en realidad físicamente y dónde quiso ser enterrada. Lo primero no está en absoluto claro. Ahora parece abrirse paso la idea de que cuando murió, a los 39 años, era una mujer de talla baja, tendente a engordar y con nariz prominente. Nada que ver con la imagen icónica de Elizabeth Taylor. Había sido madre de cuatro hijos, uno con Julio César, Cesarión, y tres con Marco Antonio, los gemelos Marco Helios y Cleopatra Selene y el pequeño Ptolomeo.  Quizá no era hermosa, pero sí inteligente, políglota, locuaz, de conversación amena y muy ambiciosa. En cuanto a su tumba, parece que eligió un templo de Isis, la gran diosa con la que se identificaba. El problema es que el más famoso de Egipto se encuentra muy lejos de Alejandría, en la isla de Filé, cerca de Asuan.

La abogada dominicana Kathleen Martínez lleva años excavando en busca de uno de los santos griales de la arqueología y está convencida de que Cleopatra fue sepultada en Taposiris Magna, a unos 30 kilómetros de la capital ptolemaica. La zona ha sido ya muy estudiada y se han encontrado monedas y estatuas vinculadas con la reina y Marco Antonio. Pero nada de la tumba y la mayor parte de los expertos descartan por completo dicho emplazamiento. Hasta ahora, en que ha localizado una nueva “piedra roseta” con un texto que se remonta al reinado de Ptolomeo V escrito en jeroglífico, demótico (jeroglífico popular) y en griego (aunque apenas queda algo) donde de forma taxativa señala que Taposiris Magna también era un templo dedicado a Isis.

El hallazgo confirmaría la hipótesis del enterramiento que sostiene Martínez y que ha contado con el apoyo del controvertido Zahi Hawass, que ha dominado la arqueología en el país durante décadas. Al parecer, bajo Taposiris hay túneles ocultos que serían perfectos para que Cleopatra pudiera descansar eternamente junto a Marco Antonio sin temer que sus restos fueran profanados. Si es así, hasta ahora lo ha conseguido.


En la busca del sarcófago perdido acompaña a Kathleen Martínez un equipo con la egipcia Sara Abdalá a la cabeza, especialista en la datación de restos. Cree que por las técnicas de momificación y el material con el que fueron envueltos los cuerpos, se puede concluir que los enterramientos ya hallados en la zona datan del último periodo ptolemaico y el primero romano. Un tanto para la dominicana y Hawass. Si  tienen razón, Egipto conseguiría un subidón turístico con la explotación de la tumba encontrada de los grandes amantes de la antigüedad. Más incluso que con el descubrimiento de la tumba de Tut Ankh Amon hace casi un siglo, que convirtió a Egipto en un destino romántico y misterioso. 


De momento, una exposición que sin duda tendrá éxito se ha puesto en marcha para explicar su momento y su vida, donde se exhibirán además vestidos y atrezzo de la película donde la Taylor se hizo inmortal como Cleopatra y de paso vivió un tórrido romance con su Marco Antonio, el británico Richard Burton. A finales de noviembre llegará a Madrid, a la sala de exposiciones del Canal, en la plaza de Castilla.

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