Ganchillo, un símbolo de los trabajos artesanales

Tradición doméstica

Hubo un tiempo en el que las mujeres pasaban sus ratos libres tejiendo, calcetando, tricotando… Estas labores servían de entretenimiento y han sobrevivido al paso de los años. Una de ellas es el ganchillo, para el que solo se requiere una aguja con forma de gancho, hilo y mucha paciencia. Aunque todos los veranos resurge como uno de los tejidos más frescos de la temporada, este año ha vuelto con una fuerza especial y lo vemos en tops, vestidos, bolsos y todo tipo de complementos en cadeneta, punto falso, punto alto... Pero, ¿cuál es su origen?

Desde tiempos inmemoriales

Muchos historiadores señalan el inicio del ganchillo en las culturas más antiguas, aunque se especula con que en aquel momento habrían utilizado el dedo índice curvado como aguja y no habrían quedado restos materiales con los que comprobar la teoría. Otras suposiciones lo sitúan en las culturas china o árabe. Pero lo que es seguro es que los primeros documentos que hablan del ganchillo datan de principios del siglo XIX. 

Irlanda o la Bretaña Francesa fueron los lugares donde más éxito alcanzó esta técnica de elaboración de tejidos, llegando a servir de sustento a familias enteras, que fabricaban mantas o ropas adquiridas por la clase media que surgió de la Revolución Industrial. A partir de entonces, las prendas elaboradas en ganchillo se fueron convirtiendo poco a poco en la versión barata de los encajes con otro tipo de técnicas, como los bolillos, entre otros.  

Símbolo hippie

Si hay un referente que haya conseguido que asociemos el ganchillo -o crochet, como muchos le llaman por influencia del francés- a un estilo de vida relajado y feliz es, sin duda, Janis Joplin. Una simple búsqueda de su nombre en internet basta para observar cómo hizo de las prendas elaboradas con esta técnica uno de sus complementos más característicos. 

Convertida ya en leyenda, el estilo de Joplin -heredero del look propio de finales de los 60 y la década de los 70- sirvió para asociar el ganchillo al “flower power” y elevarlo a los altares de los tejidos más buscados cuando suben las temperaturas. Hoy esa asociación continúa, si bien ya no solo forma parte de un estilo más relajado, sino que se ha subido a las más elitistas pasarelas. 

En la pasarela

En una época en la que el prestigio de los trabajos artesanales está recuperando el papel que nunca debió perder, son muchas las firmas que han recurrido a los tejidos de ganchillo como protagonistas de sus prendas, llegando a copar incluso colecciones enteras y este, sin duda, ha sido su verano. Es el caso de Altuzarra, que presentó maxivestidos o tops superpuestos. También Chloé se decantó por el crochet pero en una versión más colorida mediante la técnica de parches muy popular en las mantas elaboradas a base de esta técnica. Gabriella Hearst, Ulla Johnson o Anna Sui subieron a sus pasarelas tops, apliques o vestidos de motivos florales. 

Así, tras varias temporadas anunciando su vuelta por todo lo alto, las semanas de la moda para la primavera-verano 2022 hablaron y la calle, como siempre, se hizo eco de sus mandados. 

En la calle

Y, como siempre ocurre, desde la pasarela hablan y las grandes firmas de la moda urbana, escuchan. Y vaya si lo han oído. Un paseo por las calles observando escaparates este verano ha sido suficiente para comprobar la fuerza con la que ha vuelto el ganchillo. Está en vestidos, tops, pantalones, sombreros, bolsos… Las redes sociales y sus influencers fueron las primeras en hacerse eco. De repente, al ritmo proporcional que subía el termómetro, las pantallas se iban llenando de propuestas en crochet. Y lo mejor es que cualquiera, con un poco de maña y mucha paciencia, puede elaborarse sus propias prendas en casa.

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