Boquerón, bocareu, bocarte… la campaña se ha adelantado este año y ya han llegado a las pescaderías los primeros boquerones del Cantábrico, que compartimos gallegos, asturianos, cántabros y vascos gracias a un sistema artesanal de pesca al cerco. La campaña de 2020 se vio retrasada por la pandemia y el cierre de la hostelería supuso un grave quebranto para la flota cerqueira que se dedica a esta pesquería. Aunque la pandemia no se ha terminado, parece que este año, las cosas pueden ir mejor para el colectivo.
Sin embargo, las descargas de estas primeras jornadas parece ser que no ofrecen ejemplares de un tamaño adecuado para la preparación de la anchoa (que no es un pez, sino una forma de elaboración del boquerón, al menos en nuestra tierra, aunque hay lugares en los que lo uno es sinónimo de lo otro), por lo que la mayor parte se ha despachado para el consumidor de a pie, es decir, nosotros. Bien frito en abundante aceite, ligeramente enharinado y previamente sazonado, es un plato muy entretenido y agradable. Luego llegarán ejemplares de mayor tamaño que nos permitirán hacer otras preparaciones, como los boquerones en vinagre o las anchoas, una semi conserva que, para hacer en casa hay que armarse de cierta paciencia. Ahí serán las conserveras las que puje más por sus lotes.
