El montaraz río das Sombras

Cascadas, si no infinitas si numerosas, las que se descuelgan de la sierra del Xurés, de uno y otro lado de la frontera; un regalo gratuito para todos los que se aventuran por esos altos o aun sin aventurarse para los que en coche van, pero más atractivo para el montañero tienen esas que te vas encontrando cuando discurres por estas sierras. Desde la vertiente norte de los Picos da Fontefría, una serie de regatos alimentan al Salas, y este al Limia; como los más notables el de Requeixo y el Mao y este de la foto, el llamado río das Sombras o de Vilameá, aunque yo prefiero eso das Sombras, que parece como nacido allí mismo donde unas minas de wolframio del mismo nombre fueron explotadas en los inmediatos años de la posguerra, propiedad de Antonio Tejada, que quiso venderlas al grupo de Eduardo Barreiros, y donde su pariente por afinidad, Pepe Conde Corbal, ejercería de minero por unos días para impregnarse de ese espíritu de la minería y plasmarlo en sus dibujos y pinturas; allá arriba las minas hoy tapiadas, a la izquierda de esta foto, a la sombra precisamente de ese pico llamado das Sombras; por ahí se penetra en Portugal, por la llamada portela de A Moreira, como encaramándote sobre las mismas minas, en dirección a otras, en la frontera portuguesa, llamadas minas dos Carris, donde el pico más alto del Gerês, a 1,511 m., de gran envergadura la explotación a juzgar por los barracones aun existentes, la laguna de lavado, los minerales decantados en el valle. Allí nace el río Homem, glaciar, por en medio, la sierra de Cruz de Piñeiro, ese ramal serrano del Gerês, que divide al río Homem del Riocaldo. Por este lado de la frontera se van al Limia, que desemboca en el mar en Viana do Castelo, y por el lado de allá al Cavado, que desemboca en el mar también, por Esposende. Ambos ríos, Limia y Cávado, con propia cuenca Este río das Sombras en el que varias cascadas, pozas de aguas azuladas, molinos llamados da Albariza y un puente que romano fue para paso de la via Nova y que aun conserva elementos de la romanización. En este río por el que en su tramo medio discurre un sendero en su flanco diestro, se atrevía con sus aguas cuál ninfa en la naciente primavera o los caducos otoños, la inolvidable Elvira Cuevillas, la eximia hija del notable arqueólogo Florentino L. Cuevillas, la cual podría permanecer por minutos recibiendo las de esta cascada en una transmutación de náyade, esas ninfas de las aguas. Si no quisiésemos arrancar desde la misma ermita da Nosa Señora do Xurés, encima de Vilameá, por sendero hasta llegar en menos de una legua a esta, habría la alternativa de la de la Fervenza da Frecha, cerca de Riocaldo, donde se practica barranquismo aunque con consecuencias nefastas recientemente en la que un practicante quedó atrapado. Esta da Frecha tiene pozas a lo largo de su caída, como escalones, y mayores cerca de su encuentro con el río Caldo; también un precipitado sendero por su margen izquierda; la calzada militar para usos civiles, la Via Nova, traspasa sus aguas. Cascadas, las conocidas fervenzas, por lo que el agua hierve al caer o se espuma tenemos otro allende la frontera, la del Arado, cerca del balneario de Caldas do Gerês, y ya más abajo del monte, en los comienzos de la sierra del Xurés, la de A Aguieira, en pleno río Salas, cerca de la aldea de Cela, la de tantas casas adosadas a penedos.