LA REVISTA

El pan gallego exhibe su personalidad

pax2panes_de_cea_salen_del_horno_result
photo_camera Un horno de Cea, el pan que abrió el camino en esta larga reinvidicación.

Hasta ahora solo el pan de Cea disponía de una indicación geográfica protegida. Pero desde el día de Reyes, en que fue publicada la inscripción en el registro comunitario, podrán contar con IGP las elaboraciones tradicionales de pan gallego

Las panaderías tradicionales de toda Galicia han recibido un regalo de reyes muy especial: disponer de un sello que garantice el origen del pan que elaboran. La publicación en el DOG y el BOE abre el último tramo de una larga reivindicación que será efectiva, con toda probabilidad, antes del verano y que beneficia a una larga lista de localidades gallegas que presumen de sus elaboraciones tradicionales de pandaería: Carballo y Neda en A Coruña, Porriño en Pontevedra, Palas de Rei en Lugo... allí, podrán añadirle a la denominación Pan Galego, el apellido de ese municipio donde hace ya largo tiempo que presumen de pan y desarrollan cada año jornadas de exaltación de dicho producto.

Pero el amparo será para toda la geografía gallega y no discriminará ni villas ni ciudades, así que también Ourense, que disfruta de una merecida fama de buen pan, Allariz, O Carballiño, Lalín... incluso Vigo, que hoy día cuenta con numerosas panaderías en las que se elaboran panes siguiendo la fórmula tradicional: masa madre y una mezcla de harina de trigo del país con harinas castellanas. La receta se completa con agua y sal y, si es necesario, un poco de levadura. No solo son los ingredientes los que determinan el carácter al pan gallego que llevará el sello de su propia IGP. La fermentación y la cocción llevadas a cabo sin prisa y sin la utilización de elementos acelerantes, y el uso de hornos, sean de leña o no, pero construidos con piedra u otros materiales refractarios. La forma y tamaño serán las tradicionales: bolla, mollete, rosca y barra, pero siempre de corteza triscante, miga esponjosa, y cuyas cualidades se conservan mucho más tiempo que el pan convencional.

El sello de la IGP no solo amparará el origen y la elaboración de estos panes, sino que también pondrá fin al engaño al que se ve sometido el consumidor en aquellos establecimientos que venden como pan gallego el fabricado de manera industrial y horneado tras una precocción y congelado.
Además de mejorar las garantías del consumidor gallego, la IGP abrirá nuevos mercados a las panaderías gallegas que lo elaboran, que podrán distribuirlo fuera de Galicia. El ejemplo, en este sentido, lo marcó el Pan de Cea, hoy presente en tiendas y supermercados de toda España, incrementando el número de hornos activos y el mercado donde se vende su pan.

Te puede interesar