Sea cual sea la razón que mueve al peregrino para llegar a Compostela siguiendo uno de los muchos caminos que hasta allí llevan, no es incompatible con esperar encontrar buenos lugares para comer bien. Hace quince días, en esta misma sección traíamos a colación algunos de los restaurantes de carretera que se puede encontrar el viajero que utiliza la A-52 a su paso por la provincia de Ourense. El peregrino que hace el camino Sanabrés, variante de la Vía de la Plata, también llamado Camino Mozárabe, puede aprovechar alguno de esos restaurantes si opta por la variante de Verín. Pero si va por la que sigue a Serra Seca y cruza el oriente ourensano por Laza, se enfrentará a un itinerario más silencioso (salvo cuando se cruce con algún tren de alta velocidad cuya vía pasa cerca del camino en zonas como Venda da Capela y Campobecerros) y con menos opciones para comer al estar más distanciados los núcleos de población.
Merece la pena madrugar al salir de A Gudiña, donde el peregrino encontró varias casas de comidas, para llegar a la hora del almuerzo a Laza y disfrutar de la cocina casera del restaurante A Picota, donde preparan las ensaladas con cebollas y tomates de su propia huerta (¡y viva la diferencia!). Las elaboraciones caseras siempre se agradecen cuando, como sucede con los peregrinos, realizan un largo periplo fuera de su casa. Pero también existe la curiosidad por conocer la cocina tradicional de aquellos pueblos que transitan. En el camino sanabrés podrá disfrutar de las terneras de Aliste, propias de las tierras de Sanabria, ya a su paso por Tabara donde, los domingos, se anuncia la proximidad de Galicia con el puesto de una pulpeira muy cerca de la plaza mayor. El pulpo ya no abandonará al caminante, al menos mientras cruce la provincia de Ourense. Y podrá seguir disfrutando de una cocina casera en restaurantes como Casa Testa, en Cea, con su cocina de leña, la que vemos en la foto y una carta llena de inolvidables platos.
