La Ribeira Sacra nos regala muchos rincones espectaculares, ya sea en los cañones del Miño, en los del Sil, en las gargantas espectaculares de sus cañones o en la amplitud de sus embalses. Es algo que siempre impresiona por muchas veces que volvamos. En Doade, tierra donde se cultivan vinos de la subzona de Amandi se encuentra uno de los restaurantes con vistas más espectaculares.
Desde sus terrazas se puede disfrutar de un paisaje sobrecogedor, de vértigo, por lo que no es de extrañar su nombre. Y sin embargo no es el paisaje su principal activo, sino una cocina hecha con mucho esmero por un equipo que trabaja con delicadeza para presentar en siete tiempos un menú que marida con los vinos no solo de esta bodega de Ribeira Sacra, también con sus blancos y espumosos de la subzona de O Rosal en Rías Baixas.
El Refugio y El Pescador son las dos propuestas de la carta en esta temporada, que se combinan, en otras épocas del año con El Cazador, El Druida… Los siete pases en los que se presentan cada uno de los platos que integran el menú son como fragmentos de una historia contada con aromas y sabores pero también con una importante carga visual. Nada es casual, como tampoco la elección de los vinos. La cocina y la bodega están a la altura una de la otra. Merece la pena esta experiencia, pero resulta imprescindible reservar y advertir si hay intolerancias.
