Lucía Herrero (2002) progresa adecuadamente en el mundo del kárate. Lo practica desde que levanta dos palmos del suelo. Primero por "imitación" familiar y luego por gusto. Y los resultados acompañan. A nivel autonómico, siendo uno de los jóvenes talentos de la comunidad, y también a nivel nacional. Precisamente en una prueba exigente y que reúne a los mejores especialistas del país, logró su último éxito: medalla de plata en la Liga Nacional de Málaga.
"Estoy muy contenta. Quizá competí tan bien porque lo hice sin ningún tipo de presión. Veníamos del verano, era la primera competición... Y no pensé en sacar una buena posición. Creo que al ir sin esa presión, estuve más metida y salió bien, medalla de plata", destaca la joven valdeorresa.
En tierras malagueñas se subió al segundo peldaño del podio en kumite en el grupo de menos de 53 kilos de peso corporal. Una inyección de moral para lo que resta de temporada. Que no es poco. "Este pasado fin de semana tuve el Proyecto Mundial en Santiago. Después está el Campeonato Gallego en el horizonte, el Campeonato de España y la ronda final de la Liga Nacional, donde solo compiten los ocho primeros de España y ya estoy clasificada. Después la idea es estar en la Liga Mundial de Venecia, que el año pasado ya fuimos a Chipre, y el objetivo es repetir experiencia".
Un futuro prometedor y un pasado de trabajo, donde el vínculo familiar fue clave para que se pusiese el kimono. "Mi padre fue el que empezó a hacer kárate y mi hermano, cuando era pequeño, siempre lo quería ir a ver a las clases. Con cuatro años empezó él y detrás fui yo también. Además, en O Barco en esos momentos había mucho nivel. Me acuerdo que, cuando era pequeña, había unos 10 karatecas de aquí en la selección gallega y yo decía 'también quiero".
Becada en Pontevedra
Esta temporada, Herrero volvió a ganarse el derecho de ser una de las becadas en el Centro de Alto Rendimiento de Pontevedra. Atención y entrenamientos de calidad para explotar todo su potencial. "Estoy muy contenta en Pontevedra. Estar en un centro de este tipo, codeándote con campeones del mundo, con gente que te entiende y te puede echar una mano... es genial. Conectar con el Barco está difícil en bus. Tarda unas cuatro horas, así que este año me quedaré en Pontevedra algún fin de semana, que estoy en Segundo de Bachiller y es importante saber organizarse y llevar todo al día", apunta la karateca.
Un nuevo curso exigente e ilusionante. En lo deportivo y lo académico. Herrero acepta el reto. Y el inicio fue inmejorable.
