Tribuna

Rally de Llanes 2021 | Ya está bien

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Después del fallecimiento de un piloto y un copiloto en el pasado Rally de Llanes, es momento de que todos hagamos autocrítica

Ya está bien. Dos días (y los que quedan) de análisis de “expertos”, de comentarios cainitas, de ataques entre aficionados y de olvidarse del verdadero motivo de todo, el desgraciado fallecimiento de un equipo participante (piloto y copiloto) durante la disputa del Rally de Llanes.

Digo ya está bien, porque antes de criticar y abrir la boca, es importante que todas las partes nos miremos el ombligo. En primer lugar, el corporativismo de los medios en muchos casos nos hace obviar las malas prácticas de algunos compañeros y rivales. También minimizar sus éxitos, no nos engañemos, no somos ningunos ángeles, pero tampoco la escoria que muchos quieren hacer ver. En este sentido y en esa ensalada de guantazos y mamporros que se ha llevado algún periodista, hay que recordar que en muchos casos la capacidad de decisión del redactor sobre ciertos temas es NULA (como en la mayor parte de los empleos, en los que el currito obedece y punto). Sí, se pueden hacer las cosas mejor (también mucho peor y no hay más que ver la forma en la que trabajan medios de otros países), pero esto lleva a otro punto clave, cómo el aficionado puede detener o minimizar según qué situaciones.

Si el “aficionado” que hizo la foto, el “aficionado” que grabó el vídeo o el “aficionado” que intentó meter casi la cámara dentro del coche hubiese dejado el móvil en un bolsillo y la cámara en la mochila no habría sucedido lo primero seguramente y las imágenes en la prensa se reducirían a un petril con una mancha azul, seguramente.

Porque si hay algo hipócrita en este mundo es hablar de “yo no quiero ver esa imagen” o “ese vídeo sobra”. Las analíticas de las páginas cantan como un ruiseñor, eso si que no engaña. Quizá, en vez de llenarse las bocas y redes sociales de #defiendelosrallys o de #prensacarroñera deberíamos reflexionar sobre la sociedad que estamos creando y lo que nos gusta o no ver realmente, porque no nos confundamos, todos o casi todos hemos visto queriendo o sin querer las imágenes, es la realidad.

También digo, que desde fuera, mucha gente pensaría lo mismo de las casas arrasadas por el volcán en La Palma o de las crisis migratorias en Ceuta y Melilla. Al final a cada uno le duele lo suyo y hay que entender que “la sensibilidad va por barrios”, nos hemos deformado así. Eso sí que es trágico, que dependiendo del tema, duela o no.

Y añado, la información debe darse, con rigor y veracidad. Sí, sin hacer más daño del que ya produce el suceso, aunque no solo en el motor, en todas las facetas y ámbitos de la prensa.

Con esto no defiendo las buenas o malas prácticas de unos y otros, pero también invito a una reflexión pausada, en la que por supuesto el insulto debería quedarse en casa. En esa reflexión entra ahora el “analista de seguridad” (los mismos que fueron vulcanólogos o epidemiólogos), que en el 90% de los casos (salvo contadas excepciones) toca de oído con la misma facilidad que dice en un tramo "va parao", "no arriesga nada" o "yo voy más rápido con mi coche de calle".

Hay un capítulo de South Park en el que aparece un superhéroe que se llama “Capitán A posteriori”. Después de una desgracia, de un accidente que no es muy diferente a un siniestro vial como los que se ven (por desgracia) todos los días, siempre salen “especialistas” en la materia que buscan responsables o culpables y en muchos casos ni una solución. ¿Qué la seguridad en algunos modelos es deficiente? Sí. ¿Qué podría ser mejor? También. ¿Qué nadie quería que esto pasase y que nadie lo ha hecho a propósito? También. 

¿Cuántos fallecidos ha habido en un Seat Marbella en los últimos 30 años? ¿Son ahora peligrosos y antes no? ¿Los materiales son ahora malos y antes no? Hablemos con criterio y fundamento y dejemos a los verdaderos especialistas buscar soluciones, porque ese es su trabajo. Si deben o no competir o si se debe reformular sus condiciones de seguridad de muchos otros coches de competición no es algo que se pueda debatir sentados en un sofá, es algo que debe hacerse con datos y estudios. 

Y ahí también entran los equipos, pilotos y copilotos. Manos a la cabeza y poca autocrítica cuando en muchas ocasiones las medidas de seguridad brillan por su ausencia. No solo es el hans y el casco o el arco de seguridad, también lo son los neumáticos (alguno debería pensar si permitiría a su familia circular en un coche de calle con lo que montan en rallys), suspensiones y otros elementos, que en muchas ocasiones salvan vidas y se dejan en segundo plano en favor de unos pocos caballos más.

Y como no, formarse para competir. El carnet no es suficiente y cada día lo tengo más claro. Los ídolos con pies de barro tampoco ayudan a que esto cambie. Unas buenas notas, cursos de conducción, cualquier cosa es beneficiosa para mejorar este deporte.

De nuevo, a la hora de culpar todos estamos rápidos, pero de todo hay que sacar enseñanzas para que no vuelva a suceder. O por lo menos, que suceda el menor número de ocasiones posible. Porque si algo muestran estas tragedias, es que suponen un golpe de realidad para todos, un reflejo de que por mucho que “nunca pase nada” el riesgo está ahí, para equipos y aficionados.

Repito, un poco de reflexión.

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