Laza vivió uno de los días más esperados y especiales de su Entroido: el Domingo de Estrea. Día de gala, de elegancia y de orgullo. Familias y amigos se reunían a primera hora de la mañana en las casas del municipio -que en estos días de Entroido destacan por su hospitalidad- para comenzar un ritual al detalle y cargado de emociones. Los peliqueiros vistieron el traje por primera vez este año, una tradición que va más allá, es algo que sienten muy dentro. Como dice un peliqueiro veterano conocido por “Dopa”, el peliqueiro es “unha forma de vida difícil de explicar con palabras”.
Por ello, cuidando hasta el más mínimo detalle, los peliqueiros cogieron zamarra y máscara para salir a la calle, momento en el que los problemas desaparecen para dar paso a minutos de gloria. Recorrieron Laza y emocionaron a todo aquel que se cruzaba en el camino. A la salida de la misa, decenas de peliqueiros esperaban para saludar a los feligreses y a los más entroideiros que no quisieron perder ese momento y acudieron disfrazados, un acto muy emotivo para todos ellos. Y haciendo sonar sus chocas, llenaron de calor las calles -y los corazones- del municipio.
La Praza da Picota -epicentro de la celebración- se convirtió en el escenario principal de los peliqueiros. De punta a punta corrieron en grupos, levantando zamarra y portando con elegancia un traje que implica tradición. Entre carrera y carrera, esa emoción de los que contemplaban la escena también fue protagonista. Y es que vestir el traje de peliqueiro conlleva sentir el pueblo, la familia y las costumbres propias. Muchos de ellos, con el traje rinden homenaje a sus seres queridos.
Atractivo turístico
Mientras los vecinos disfrutaban de la jornada, se acercó a Laza un autobús cargado de actores y personalidades conocidas del panorama cultural. Mientras el vehículo se acercaba al municipio, se celebró en él una boda: una jueza de Sarreaus casó al actor Miguel de Lira y a su ya mujer, que no encontraron mejor manera de celebrarlo que acudiendo al Entroido de Laza con sus seres queridos portando sus mejores galas.
Y mientras muchos contemplaban la novedad y disfrutaban del porte del peliqueiro, la bica tradicional del Domingo de Estrea quedó en casa, pero desde la comisión quisieron hacer un guiño a este evento e hicieron un “simulacro con una bica de mentira”, cuentan. Así, el reparto de la bica tendrá que esperar al 2023, aunque en las casas y lareiras lazanas no faltará este postre típico de Laza, xastré -bebida alcohólica del municipio- y cualquier aperitivo para que vecinos y peliqueiros repongan energías.
Esa cercanía es característica durante la semana de Entroido en cada rincón -desde Cimadevila a Souteliño-, una fecha en la que el pueblo se une y suma fuerzas para mantener viva la tradición, cuidar las viejas costumbres y, por encima de todo, mantener viva la esencia del Entroido de Laza: un pueblo que no necesita organización para disfrutar de esta cita enxebre y única.
Farrapos y hormigas
Tras la jornada en la que el peliqueiro fue el protagonista, anocheció y Laza vivió una noche de “troula” recordando el lema de 2020: “O Entroido d’eiqui vive”. Y tras varios días, la fiesta continúa en Laza con música y ambiente entroideiro.
Este lunes, vecinos y turistas vivirán también uno de sus días grandes con el Luns Borralleiro: farrapos de mañana y hormigas de tarde, día en el que se espera más gente que en las jornadas anteriores. En años anteriores la Praza da Picota se llenaba de punta a punta y numerosos turistas venían de diversos lugares de España e incluso de diferentes partes del mundo. Aunque hoy se espera gran afluencia de gente, la cita no podrá ser como en otras ediciones.
