El alcalde de Monterrei negocia la cesión con su actual propietario y quiere que sea reclamo turístico

Una empresa de Pontevedra quiere el balneario de Requeixo

Las ruinas del antiguo balneario y planta embotelladora. En el centro, está la fuente. (Foto: MARCOS ATRIO)
El Concello de Monterrei expropiará las ruinas del viejo balneario de Requeixo y la planta embotelladora de aguas minero-medicinales de Vilaza si no fructifican las negociaciones que mantiene en la actualidad con el actual propietario, residente en Portugal.
Así lo aseguró el alcalde, José Luis Suaréz Conde, que pretende revalorizar turísticamente toda la zona, comenzando con la construcción de un balneario y spa. 'Hai unha empresa hotelera con negocios en Pontevedra interesada en construir un novo balneario e temos que aproveitar a ocasión, facilitar tódolos trámites', aseguró el regidor, declinando desvelar el nombre del empresario. 'O que podo decir é que xa visitou a zona', acompañado de varios técnicos y 'o proxecto xa está bastante avanzado, vai polo bo camiño', añadió Suárez Conde.

El viejo balneario y la planta embotelladora, situadas en una margen del río Búbal, llevan décadas completamente abandonadas, pese a que numerosos vecinos acuden diariamente al lugar a abastecerse de agua, que brota desde una especie de gruta a través de un grifo de hierro. En lo alto del manantial hay un gran panel de viejos azulejos, reproduciendo la imagen del Sagrado Corazón, que está totalmente tapado por la maleza.

La zona conforma uno de los parajes naturales más emblemáticos de la comarca de Monterrei y la construcción del nuevo balneario ya está recogida en el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOU) que tramita el grupo de gobierno ante la Consellería de Medio Ambiente e Infraestructuras para su aprobación definitiva. 'O manantial e as ruinas do vello balneario e planta embotelladora están recollidos como zona de especial protección', explicó el regidor, recalcando que la protección afecta a un perímetro de más de medio kilómetro, en el que no se podrá realizar ningún tipo de construcción, depositar escombros, transportar materiales peligrosos y utilizar productos contaminantes en el suelo.

El grupo de gobierno de Monterrei ya intentó anteriormente negociar la cesión de las ruinas y el manantial. Es más, instó a los propietarios a ponerlo en valor, pero las conversaciones no fructificaron, de ahí que el alcalde planteara la expropiación forzosa.

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