Llueva o nieve, San Antón

photo_camera La romería del San Antón, en Ábedes (Verín). Fotos: Xesús Fariñas.
La romería del San Antón, en Ábedes (Verín), recuperó todo su esplendor y, a pesar de la lluvia, devotos y fiesteros disfrutaron de la jornada festiva entre amigos y familiares. No faltó el chorizo, el vino y, por supuesto, la bendición de los animales

Sin procesión y bajo la lluvia vivieron los vecinos de Verín el día del San Antón, patrón del pueblo de Ábedes. Y aunque el tiempo no acompañó, no fue impedimento para que jóvenes y mayores se congregaran en el monte colindante a la capilla del santo. Una cita obligada para los verineses, que disfrutaron del festivo local entre amigos y familiares brindando con un vaso de vino al canto de “San Antón, San Antoniño, santo que non bebe viño”. 

Desde primera hora de la mañana se vislumbraban a lo lejos las chimeneas de humo de las hogueras de los madrugadores. “Imos comer os churros e vimos montar o chiringuito, non se pode faltar a cita porque é un día para estar todos xuntos ao carón do lume”, contaba Viruca Diz, acompañada de un grupo de amigos. “Levamos vindo toda a vida, é unha cita marcada, chova, neve ou faga sol”, añadían mientras comían caldo y preparaban los chorizos. 

Esta romería, además de ese carácter lúdico y festivo, también tiene un gran significado para los devotos y los amantes de los animales. A las 13,00 horas comenzaba a sonar la música de la Banda de Gaitas de Verín para dar paso a la misa en la pequeña capilla del San Antón. “A romaría é preciosa, este ano non puidemos facer a procesión pero que se lle vai facer”. Y tras la misa, la bendición de las mascotas: entre ellos perros, conejos y algún hámster. “Veño todos os anos ca Perla, miña cadela, aínda que chova, porque hai que ter fe”, contaba Marisa Prada. Una pareja con sus dos hijos llevaba dos conejos “por primeira vez, para que os bendigan e que non lles pase nada malo”, remarcaba Cristel Álvarez.

Una cita en la que diversión y fe se unen para no faltar a la tradición. La de rezar y pedir por los seres queridos, pero también la de beber y comer. Una romería que tras dos años vuelve totalmente a la normalidad. “Por fin!”, exclamaban la mayoría mientras brindaban con licor café. “E que é un día moi especial, sexas de Ábedes ou non, porque te xuntas coa xente que queres e fas algo diferente, estas son as boas festas, as de sempre”, señalaban los romeros. Hasta se pasaron por el lugar algunos visitantes: “Vimos de Chantada, temos aquí familia e queriamos ver como era isto, porque estes días aquí non se falaba doutra cousa, e está moi ben”, anotaban. 

Y así, San Antón volvió a reunir a los verineses en el monte. Con lluvia, frío y mucho barro. Pero nada es excusa para los auténticos devotos del santo -o de su fiesta-, que se hartaron a comer, beber y cantar en plena naturaleza. Una manera de preservar la tradición, a la que faltó la figura estrella: el Cigarrón, que viste el traje por primera vez el 17 de enero. “Co tempo así non se pode poñer o traxe, tocará esperar”, lamentaban. 

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