Retornarán a por los animales cuando encuentren un trabajo y una casa en su tierra de origen, Valencia
Perla, de diez años y blanca; y Candi, de seis, se han convertido desde ayer en dos perras residentes en Verín sin la pareja que las vio nacer y crecer. El matrimonio, también con una hija de seis años, se vio en la obligación de entregarlas a la protectora local Pro Animales para que las custodien y/o cedan en acogida hasta que ellos -los valencianos Javier y María Inmaculada- consigan un trabajo en su tierra natal que les permita mantener una vivienda en la que acogerlas de nuevo.
Javier, soldador de profesión, con su mujer e hija, abandonaron Valencia en busca de trabajo en Verín, invitados por unos amigos que ya se habían anticipado en esa odisea de cruzar toda la península. Llegaron a finales de enero para residir, momentáneamente, en la vivienda cedida por los anteriores.
Sin embargo, desavenencias entre ellos devinieron en la invitación de los propietarios a abandonar la casa que habitaban de manera gratuita. Sin recursos y sin trabajo, ayer, ayudados por Cruz Roja, emprendieron el viaje de vuelta sin las perras que les acompañaron en la última década.
