Entre las lápidas aparecieron velas negras, rosas, colillas, una botella de champán francés y huevos

La práctica de rituales de magia negra en el cementario de Queirugás alarma a los vecinos

La botella de champán, el centro de flores y las velas negras y rojas, junto a una lápida. (Foto: Miguel Angel)
El cementerio de Queirugás registra prácticas de magia negra o brujería. Hace unos días aparecieron huevos en forma de cruz sobre un nicho de tierra y, el martes, fueron descubiertos un centro de rosas, velas negras, colillas y media botella de champán francés entre las tumbas.
Nunca antes había ocurrido algo así. El cementerio de Queirugás (Verín) asiste a lo que parece una práctica de magia negra o brujería. Hace unos días sobre un nicho de tierra, donde yace el cuerpo de una niña, aparecieron huevos colocados en forma de cruz. Los vecinos, desconcertados, los tiraron fuera del recinto, donde todavía son visibles. Lo hubiesen olvidado y habría quedado en un anécdota, pero el pasado martes descubrieron, junto a unas lápidas emplazadas casi a la puerta del cementerio, unas velas finas rojas y negras y un pequeño centro de rosas rojas (sin tallo) sujetas por una base elaborada a base de algún tipo de arcilla y aceites. Además, había una botella mediada de champán francés (marca Veuve Clicquot Ponsardin) y una veintena de colillas apiladas de tabaco Marlboro. Y todo ello colocado meticulosamente, con una perfecta armonía. Son elementos que se suelen emplear en rituales de magia negra aún practicados en países de América Latina, según expertos en esoterismo.

Los vecinos están alarmados y preocupados, dicen, porque además del temor que les suscita la brujería, consideran que se está cometiendo una falta de respeto hacia los muertos. ’Cos mortos non se xoga nin se bromea’, decía una mujer con lágrimas en los ojos, señalando la tumba de un hijo suyo que falleció a los 25 años.

María del Carmen Guerra, vecina de pueblo, fue la que lo descubrió. ’Eu cando o vín collín medo. As velas negras impoñen’, valoró, relatando que ’o dos ovos non lle dimos moita importancia, pensamos que era alguén que foi a un curandeiro e lle mandou facer ese ritual. Pero o das rosas, o champán e as velas negras xa é mais serio. Que deixen en paz ós nosos difuntos’. Están convencidos de que la autoría no es de personas del pueblo y comentan que ’as rosas valen cartos, pois son de floristería, non de xardín. Os cigarros tamén estaban colocadiños. Nunca pasou na vida’.

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