Massimo Tartaglina, el hombre que el pasado 13 de diciembre lanzó una reproducción de la catedral de Milán al rostro del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, ha sido absuelto en el juicio por la vía rápida que tuvo lugar ayer en la capital lombarda porque 'no es imputable'. Berlusconi había pedido la absolución del procesado basándose en que no es imputable dado su estado mental, aunque con medidas de seguridad 'dada su peligrosidad', como permanecer en la comunidad terapéutica en la que vive y someterse a un control cada seis meses.
Tartaglia, de 42 años, es un perito electrónico en tratamiento psiquiátrico desde hace diez años, que según el informe pericial presentado por dos expertos, en el momento de los hechos 'no era capaz ni de entender ni de discernir'.
