El primer ministro precisó que 29 de los 32 terroristas fueron abatidos y otros tres capturados con vida

Argelia confirma la muerte de 37 extranjeros en el secuestro

El primer ministro argelino, Abdelmalek Selal comparece por primera vez ante los medios. (Foto: STR)
El primer ministro argelino, Abdelmalek Sellal, confirmó ayer que 37 rehenes de ocho nacionalidades perdieron la vida en el secuestro de la semana pasada en una planta de gas en el este del país y ha precisado que todavía hay cinco extranjeros desaparecidos.
Según Sellal, los terroristas procedían del norte de Malí, aunque entraron en Argelia desde Libia, y tenían preparado el ataque contra la planta de gas de In Amenas desde hace dos meses.

En total, precisó en rueda de prensa, que el comando lo integraban 32 personas, 29 de las cuales fueron abatidos por el Ejército en los asaltos y otros tres fueron capturados con vida.

Los miembros del comando eran de ocho nacionalidades -argelina, tunecina, egipcia, maliense, nigeriana, canadiense y mauritana- y estaban comandados por el argelino Bencheneb Amine, mientras que un canadiense coordinaba el ataque. Además, había otro canadiense entre los 32 secuestradores, así como once tunecinos y un nigeriano que trabajó como conductor en la base y que conocía bien la zona. Los secuestradores iban fuertemente armados. En total, según indormó el primer ministro argelino, había 790 trabajadores en el campamento y la planta de gas de Tiguentourine, que operan de forma conjunta Sonatrach, BP y Statoil, en el momento del ataque inicial el miércoles pasado. De ellos, 134 eran extranjeros de un total de 26 nacionalidades.

Según explicó, entre los 37 fallecidos solo figura un argelino, un guardia de seguridad que murió en el ataque inicial, mientras que el resto eran rehenes extranjeros, algunos de los cuales fueron ejecutados de un disparo en la cabeza. Sellal precisó que aún hay siete fallecidos sin identificar.

Los secuestradores, afirmó Sellal, querían hacer explotar las instalaciones de gas, si bien inicialmente su intención fue la de secuestrar el autobús en el que algunos de los trabajadores se dirigían al aeropuerto de In Amenas, situado a unos 40 kilómetros. Asimismo, denunció que los secuestradores colocaron explosivos a los rehenes.

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