La policía de Uganda utilizó gases lacrimógenos y balas de goma para disolver una nueva manifestación por el alza de precios, en la que fue detenido por tercera vez el líder opositor Kizza Besigye.
La oposición organiza desde hace dos semanas movilizaciones para llamar la atención del gobierno sobre el alza de precios de los alimentos, combustible y otros bienes de primera necesidad.
El gabinete del presidente Yoweri Museveni asegura, sin embargo, que las protestas tienen un objetivo político y pretenden emular los levantamientos de Egipto y Túnez que acabaron por desmantelar los regímenes de ambos países.
Los informes de los últimos días revelan una escalada de violencia en distintas ciudades del país, especialmente en Masaka, a 150 kilómetros al este de la capital, con choques entre la policía y la población.
Los manifestantes bloquearon carreteras con neumáticos incendiados y la policía tuvo que disolverlos con gases lacrimógenos y balas de goma.
La campaña 'walk to work' (vayan al trabajo caminando) contra el alza de precios ha producido ya la muerte de al menos cuatro personas en enfrentamientos con la policía y está llevando al gobierno a la detención de la mayoría de las cabezas visibles de la disidencia ugandesa.
Otro líder opositor, Olara Otunnu, antiguo diplomático de la ONU y dirigente del Congreso del Pueblo de Uganda (UPC), fue liberado esta mañana tras su detención el pasado jueves, y caminó escoltado por la policía hacia su oficina entre una multitud de partidarios.
Norbert Mao, del Partido Democrático (DP), que rechazó ser puesto en libertad tras su detención en una protesta, fue trasladado esta mañana desde la prisión de Luzira al distrito de Nakasongola, a 50 kilómetros a las afueras de Kampala.
Las elecciones presidenciales del pasado 18 de febrero supusieron la ampliación por cinco años más del mandato de Museveni, que ganó los comicios con un 68,3 por ciento de los votos, mientras que Besigye fue el segundo más votado, con el 26,1 de los sufragios.
El gabinete del presidente Yoweri Museveni asegura, sin embargo, que las protestas tienen un objetivo político y pretenden emular los levantamientos de Egipto y Túnez que acabaron por desmantelar los regímenes de ambos países.
Los informes de los últimos días revelan una escalada de violencia en distintas ciudades del país, especialmente en Masaka, a 150 kilómetros al este de la capital, con choques entre la policía y la población.
Los manifestantes bloquearon carreteras con neumáticos incendiados y la policía tuvo que disolverlos con gases lacrimógenos y balas de goma.
La campaña 'walk to work' (vayan al trabajo caminando) contra el alza de precios ha producido ya la muerte de al menos cuatro personas en enfrentamientos con la policía y está llevando al gobierno a la detención de la mayoría de las cabezas visibles de la disidencia ugandesa.
Otro líder opositor, Olara Otunnu, antiguo diplomático de la ONU y dirigente del Congreso del Pueblo de Uganda (UPC), fue liberado esta mañana tras su detención el pasado jueves, y caminó escoltado por la policía hacia su oficina entre una multitud de partidarios.
Norbert Mao, del Partido Democrático (DP), que rechazó ser puesto en libertad tras su detención en una protesta, fue trasladado esta mañana desde la prisión de Luzira al distrito de Nakasongola, a 50 kilómetros a las afueras de Kampala.
Las elecciones presidenciales del pasado 18 de febrero supusieron la ampliación por cinco años más del mandato de Museveni, que ganó los comicios con un 68,3 por ciento de los votos, mientras que Besigye fue el segundo más votado, con el 26,1 de los sufragios.
