Bersani, cada vez más presionado por su partido para que dialogue con Berlusconi

El líder del centroizquierda italiano, Pier Luigi Bersani, siente cada vez más de cerca la presión dentro de su formación, el Partido Demócrata (PD), para que acceda a dialogar con el ex primer ministro Silvio Berlusconi y así salir del bloqueo político que vive Italia.
Después de haber obtenido una victoria electoral por la mínima que sabe a derrota, Bersani ve cómo a medida que pasan los días se hace más evidente la fractura interna que existe en su formación y cómo su postura queda cuestionada, ya no solo por sus rivales políticos, sino también por compañeros de partido que hasta ahora habían defendido punto por punto su planteamiento.

La herida abierta en el seno del PD ante la cerrazón de Bersani, después de haber obtenido unos resultados electorales peores de lo previsto que hacen que no tenga mayoría absoluta en el Senado, se desangra, sobre todo, en los periódicos italianos, foro que han encontrado destacados miembros del partido para desahogarse.

La cuestión del diálogo no solo se centra en la formación del Gobierno sino también, y con más premura, en la elección del nuevo presidente de la República, pues el Parlamento tiene previsto comenzar a votar a partir del próximo día 18.


REUNIÓN

De hecho, se espera que Bersani y Berlusconi se reúnan ya esta semana en Roma para abordar nombres de consenso, pero cada vez son más las voces que, en el PD, apuestan por que su secretario general acceda también a abordar el asunto de la formación del Ejecutivo, aplazada a la espera de conocer el resultado del trabajo de las dos comisiones de sabios.

Bersani insiste en que los italianos piden un cambio a través de las urnas y es reacio a reeditar el acuerdo con el partido de Berlusconi . Mientras, Berlusconi planteó sus ocho propuestas de reformas para el inicio de la legislatura y el que fuera principal rival de Bersani en las primarias del centroizquierda, el alcalde de Florencia, Matteo Renzi, intensifica sus apariciones públicas y mete presión al líder de su partido, porque, según él, son muchos los que no quieren unas nuevas elecciones.

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