El Instituto Geográfico Nacional no duerme. En la sala de Sismología se siguen las 24 horas del día la actividad terrestre en todo el mundo. El pasado 11 de marzo fue un día complicado porque los sismógrafos registraron el terremoto que asoló Japón provocando la puesta en marcha de un protocolo de atención preferente hacia ese área geográfica. Con una intensidad de 8,9 en la escala de Richter se convirtió en el quinto terremoto de mayor intensidad desde que existen registros oficiales
La tierra volvió a temblar el pasado sábado en localidad de Trazo, a 20 kilómetros de Santiago. En este caso fue una sacudida menor con una intensidad de 3,2 grados en la escala Richter y que estuvo precedida de un temblor de 1,7 grados con epicentro en Santa Uxía de Ribeira y otro posterior de 2,4 en la localidad de Muros. Ninguno de ellos provocó daños materiales, tan sólo algún susto entre los habitantes de las localidades más próximas.
En la sede del Instituto Geográfico Nacional, José Luis Martínez, sigue con atención la evolución de la actividad sísmica de su ordenador. Aún se conservan los viejos sismógrafos de tambor en los que una aguja iba dibujando en papel térmico cualquier movimiento en el manto terrestre. Hoy, gracias a la informática todo se realiza a través del ordenador. El jefe del Área de Geofísica explica que los acontecimientos entre Galicia y Japón no tienen ninguna relación, y atribuye a la casualidad esta coincidencia en el tiempo. En su despacho tiene un mapa con centenares de puntos de diferentes tamaños que recorren Andalucía, Pirineos y Galicia. Cada uno de ellos es un terremoto, aunque casi todos, de baja intensidad. Una potente red de sismógrafos surca todo el país y avisa de forma inmediata de cualquier movimiento terrestre. En el caso de Ourense, existe una única estación sísmica que se encuentra en Lobios.
En la sede del Instituto Geográfico Nacional, José Luis Martínez, sigue con atención la evolución de la actividad sísmica de su ordenador. Aún se conservan los viejos sismógrafos de tambor en los que una aguja iba dibujando en papel térmico cualquier movimiento en el manto terrestre. Hoy, gracias a la informática todo se realiza a través del ordenador. El jefe del Área de Geofísica explica que los acontecimientos entre Galicia y Japón no tienen ninguna relación, y atribuye a la casualidad esta coincidencia en el tiempo. En su despacho tiene un mapa con centenares de puntos de diferentes tamaños que recorren Andalucía, Pirineos y Galicia. Cada uno de ellos es un terremoto, aunque casi todos, de baja intensidad. Una potente red de sismógrafos surca todo el país y avisa de forma inmediata de cualquier movimiento terrestre. En el caso de Ourense, existe una única estación sísmica que se encuentra en Lobios.
