El Reino Unido no participará en una intervención contra el régimen de Damasco tras el rechazo del parlamento británico

Las dudas sobre la culpabilidad de Siria retrasan el ataque aliado

Camerón explicó ayer en su Parlamento las medidas que proponen los aliados contra Siria. (Foto: PA WIRE)
La operación militar para castigar al régimen sirio por su presunto uso mortífero de armas químicas, cuyo inicio parecía previsto para ayer, quedó pospuesto al menos hasta el fin de semana, mientras continúe el debate sobre la culpabilidad, o no, del gobierno de Bachar al Asad. De las tres potencias hasta ayer en cabeza de la coalición para la operación militar contra Siria -Estados Unidos, Francia, y Gran Bretaña-, esta última ayer rechazó su presencia en la posible intervención militar tras el veto del Parlamento británico.
El Parlamento rechazó por un estrecho margen la moción del primer ministro, David Cameron, que proponía una intervención militar 'legal y proporcionada' en Siria. 'Está claro que el Parlamento no quiere una intervención militar en Siria. Lo entiendo y el Gobierno actuará en consecuencia', dijo Cameron tras perder el voto en la Cámara de los Comunes.

Mientras, la reunión sobre Siria de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU concluyó ayer de nuevo sin resultados. Su secretario general, Ban Ki-moon, dijo en Viena que 'el equipo investigará hasta el viernes, y saldrá de Siria el sábado por la mañana. Me informará tan pronto como salga de Siria'. Ban aseguró también que habló sobre la crisis siria con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para compartir información con él y transmitirle el deseo de la ONU de que se dé tiempo a los inspectores para terminar su trabajo. 'Le expresé mi deseo de que a este equipo de investigación se le permita continuar su trabajo durante el tiempo que le encomendó su mandato', indicó Ban.


SIN ACUERDO

El Consejo de Seguridad de la ONU volvió a reunirse ayer durante una jornada tensa por la incertidumbre sobre el pretendido ataque. sin que desde un principio se vislumbrara la posibilidad de un acuerdo sobre la resolución británica para el empleo de la fuerza militar contra Siria, aduciendo móviles 'humanitarios'. Al final de la reunión se volvió a llegar sin acuerdo. Tanto Rusia como China se oponen a operaciones militares contra Siria, y, en su condición de miembros permanentes del Consejo, cada uno dispone del derecho al veto.

Aunque Rusia y China se opongan a la operación, antes de que Reino Unido decidiera no participar en la misión se da por hecho que la falta de autorización del Consejo de Seguridad de la ONU no impediría que la coalición dirigida por Estados Unidos emprenda los ataques, siguiendo el precedente asentado en 1999 con los bombardeos de la OTAN a Serbia como consecuencia del conflicto separatista en Kosovo.

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