Entrevista

Roberto Batista: “El ejército cubano debería unirse con el pueblo para lograr la libertad"

Roberto Batista, con su libro, en Madrid.
photo_camera Roberto Batista, con su libro, en Madrid.
Roberto Batista siente una gran vinculación con Galicia, el lugar dónde nació su madre y dónde tiene familia, San Fiz de Asma, una pequeña parroquia de Chantada

El peso del apellido Batista puede ser una losa muy pesada, sobre todo para un niño de 11 años que tiene que abandonar Cuba de forma precipitada y pedir asilo en un país donde es recibido con hostilidad. Roberto Batista se enfrenta a su pasado y lo hace a través del libro "Hijo de Batista". Ahora, con 74 años, considera que ha llegado el momento de contar la historia de su familia. De juzgar a un padre, por doloroso que sea, del que dice que se equivocó cuando dio el golpe de estado de 1952, pero para el que también reclama que se reconozca el progreso y el desarrollo económico que trajo a la isla. En estos momentos observa con dolor y tristeza la situación que viven sus compatriotas, pero también cree que hay motivos para la esperanza y que esto pueda traer el cambio y la llegada de la democracia.

En España nuestros políticos discuten si Cuba es una dictadura.

Eso es una vergüenza. Lo he oído hasta la saciedad, y no entiendo porqué los socialcomunistas, sobre todo la rama podemita, no quieren reconocer que lo de Cuba es una auténtica dictadura. Pero yo digo más: no es una dictadura, es una tiranía. Y digo más: es una tiranía criminal. Es una tiranía opresora, es una tiranía que no respeta libertades ni derechos humanos. Es una tiranía que tiene sometido al pueblo cubano desde hace 62 años. Y lo que es peor, no se le ve el fin. Este es un momento sumamente doloroso para el pueblo cubano, pero también es un momento de esperanza, es un primer paso. Hay que ver esto como un antes y un después. Antes del 11 de julio de 2021 y después del 11 de julio de 2021.

¿Qué ha pasado ahora para este estallido popular espontáneo?

Esto era un acontecimiento anunciado. ¿Cuánto tiempo puede vivir un pueblo sometido y oprimido como lo ha hecho el pueblo cubano. ¿Cómo se puede vivir sin comida, sin medicinas, sin un servicio sanitario adecuado? ¿Cómo se puede vivir en un lugar donde constantemente se alega que la culpa de todo la tiene el embargo americano cuando en realidad sabemos que la culpa radica en los problemas económicos y sociales del gobierno de Fidel Castro y siguientes? Han sembrado la pobreza en Cuba de forma constante desde el año 1959 hasta nuestros días.

Un muerto y más de 200 desaparecidos. ¿Hacia dónde se dirige esta espiral?

Con un poco de suerte debería dirigirse a la unión del ejército con el pueblo de Cuba para que lo liberase de una vez para siempre de esta agonía, porque la realidad es que el pueblo cubano está agonizando. Yo creo que la comunidad internacional debería movilizarse para apoyar a los cubanos. Si en este momento tuviésemos el apoyo del ejército cubano y el apoyo de la comunidad internacional las cosas serían muy distintas.

¿Cuál es la salida que debería tener Cuba? ¿Una transición a la española?

Creo que la transición en Cuba va a ser difícil. Primero porque no hay una alternativa de gobierno, aunque nunca se puede perder la esperanza. Creo que esto que está ocurriendo es muy positivo y un paso adelante muy importante que puede sembrar la simiente necesaria para una Cuba democrática, para una Cuba que tenga una nueva Constitución en la que prevalezca una democracia representativa y que ofrezca a los cubanos respeto y la posibilidad de desarrollarse en libertad.

¿Le duele Cuba?

Me duele mucho, me duele amargamente. Cuba está pasando por un trance doloroso y triste. Un trance que también es esperanzador. Hay muertos hay desaparecidos, pero nadie hace nada. El pueblo está solo ante estas injusticias, atropellos y crímenes. Es que no se entiende cómo no hay un apoyo por parte de la comunidad internacional, cómo no hay una reacción por parte de los propios cubanos que están gobernando en la isla, cómo es posible que no quieran cambiar hacia una Cuba mejor. No lo comprendo.

¿La llegada de Díaz Canel ha empeorado la situación que dejaron los hermanos Castro o hay motivos para esperar un desarrollo social y económico mejor?

Este señor es un títere de los Castro. El último congreso que celebró el partido comunista cubano este año fue el congreso geriátrico. Todos los viejos mandamases estaban presentes para nombrar a Díaz Canel como un títere para que haga lo que le mandan. Si tuviese un poco de vergüenza dimitiría y entregaría el poder a un gobierno de transición.

El bloqueo de EEUU choca con las resoluciones de Naciones Unidas para acabar con el embargo. ¿Cómo juzga el papel de los EEUU durante todo este período?

Creo que no ha servido para nada. Ha sido una iniciativa para dar una imagen de fuerza hacia Cuba, pero dudo que haya servido de algo. De todas formas el embargo no es el responsable de lo que está pasando en Cuba, que esa es la forma de hablar de los señores castristas y compañía. El pueblo cubano ha sido privado de muchísimas cosas porque el gobierno lo ha querido así. No ha querido que el pueblo cubano se desarrollase, se desenvolviese, prosperase. No han querido que los cubanos tengan acceso a la propiedad, a invertir en su futuro. No les han dejado acceso a la Cuba anterior a la revolución, cuando era el tercer país más rico del continente americano.

¿Sueña con volver a pisar la isla?

Absolutamente. ¿Quién no quiere volver al lugar donde vivió su infancia con sus padres? Pero no vuelvo a Cuba por dos motivos. Primero porque me debo a mi apellido. Y en segundo lugar porque no quiero volver a un lugar donde gobierna un regimen que niega los derechos y las libertades humanas. Quiero volver a una Cuba sana, que tenga esperanza, una Cuba donde exista un futuro para mis compatriotas
¿Habrá más libros?

Espero que sí. Yo no soy historiador, por lo cual no puedo dar lecciones de historia. Pero lo que sí puedo hacer reflexionar y quizás pueda reflexionar sobre determinados hechos políticos de mi padre. Quizás.

Ha tardado 74 años en dar su visión de una figura como la de su padre y un momento histórico. ¿Por qué tanto tiempo?
A mí el tema de Cuba me tenía completamente traumatizado. Llegué al exilio el 30 de diciembre de 1958 junto con mi hermano Carlos Manuel. Él tenía 9 años y yo 11 años. Cuando bajamos del avión una muchedumbre nos estaba esperando para lanzarnos toda clase de improperios. En el aeropuerto nos encerraron en una habitación y nos tuvieron solos durante un tiempo que a mí me pareció una eternidad. Cuando por fin salimos y recogimos las maletas, se volvió a producir el mismo espectáculo. Todo ello con los flashes de los fotógrafos cegándonos en mitad de la noche. Para nosotros aquello era inexplicable y no entendíamos lo que pasaba. Aquella noche se convirtió para mí en un tema conflictivo que afectó mi autoestima y que me ha hecho temblar en momentos determinados de la vida, por ejemplo cuando iba por la calle y escuchaba hablar con acento cubano. Por eso, hasta bien entrado en los 50 años no pude enfrentarme con el tema de Cuba. Desde entonces he ido investigando, he repasado toda la prensa cubana de finales de los 40 y principios de los 50 para saber qué había pasado hasta el golpe de Estado de mi padre en el año 1952. Cuba para mí ha sido un asunto muy doloroso.

¿Estamos ante un libro de historia o es la historia de su vida y la de su familia?

No es exactamente un libro de historia. “Hijo de Batista” es un relato que tiene lugar desde mi nacimiento en Manhattan en 1947 hasta el fallecimiento de mi padre en 1973. En el libro cuento cómo la política afectó a nuestra vida familiar y cómo nos condicionó durante esos casi 30 años.

La figura de su padre tuvo luces y sombras durante el tiempo que ejerció el poder en Cuba. ¿Cuáles fueron éstas?

Las luces son muy claras, porque mi padre era un hombre que tenía una visión para Cuba. Quería un país próspero, desarrollado y donde todos sus habitantes tuvieran oportunidades. Y lo consiguió. Con diferentes gobiernos logró un avance legislativo a favor del necesitado, a favor del obrero, del campesino, de los sindicatos y logró su meta. Cuando él entregó Cuba lo hizo en el mejor momento económico de su historia. Esas historias que cuentan de los robos que pudo haber cometido mi padre son solo eso: historias y cuentos, propaganda castrista. Mi padre dejó al país con grandes avances en sanidad, educación, obras públicas y turismo. En cuanto a las sombras, hay una muy clara: el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.

¿Cuál ha sido el peso de llevar el apellido Batista?

A ratos ha sido difícil. En la facultad la gente me miraban de lado. También cuando entraba en su sitio público oía cómo murmuraban a mis espaldas. Me preguntaba qué estarían diciendo. Eso no duró siempre. Al principio del exilio éramos unos apestados, pero a partir del año 1963 y 1964 las cosas cambiaron y nuestro apellido se empezaba a olvidar. Por otro lado, tengo que decir que mi apellido también me ayudó a abrir puertas en la vida.

Usted dejó la isla con 11 años. ¿Cómo se integró en la vida norteamericana?

Me costó muchísimo, creo que nunca me integré del todo. En Nueva York no asistí ni un solo día a clase en todo lo que quedaba del curso. Hasta que no empezó el nuevo curso en septiembre no volví a pisar un aula. Lo hice para estudiar en un internado de Connecticut, algo que para una familia que habíamos estado tan unida, fue muy duro. Tras ese colegio fui a otro internado en Suiza y donde me fue francamente bien y de donde guardo buenos recuerdos. De hecho uno de los capítulos de mi libro lo dedico a esa etapa.

¿Por qué se separaron en EE.UU y en República Dominicana?

Mi padre sólo consiguió asilo en la República Dominicana. Fue una etapa muy dura porque mi padre fue encarcelado, ultrajado y amenazado de muerte. Gracias a la tenacidad de mi padre y a un abogado amigo de la familia conseguimos sacarlo y que se trasladara a Portugal. La razón de ese trato vejatorio fue porque Trujillo quería que mi padre liderase una invasión a Cuba, a lo que mi padre se negó, por lo que fue encarcelado. Fue una etapa muy dura, porque cuando llamábamos por teléfono nos ponían ráfagas de ametralladoras como si lo estuviesen matando. La experiencia de la República Dominicana fue muy cruel para nosotros.

Y tras República Dominicana tocó otra dictadura como la de Salazar en Portugal y la España franquista. ¿Cómo fue esta última etapa de la vida de su padre?

El paso por Portugal y España fue muy grato. Primero en Madeira y luego Estoril. Visitaba España muy a menudo porque era muy fanático de la cultura y la historia española. Le gustaba mucho disfrutar del teatro en Madrid, de las galerías de arte, del rastro. Era un autodidacta, se hizo a sí mismo. Pero siempre estuvo pendiente de Cuba y temía lo que está pasando ahora. Mi padre intentó hasta el último momento que los comunistas no tomaran el poder porque quería salvar al país del caos que hemos visto a lo largo de los últimos 62 años. Eso lo dijo mi padre durante sus mandatos “no se puede permitir que esta gente llegue al poder porque arruinarán la nación”. Cuando Trujillo le preguntó cómo veía el futuro de Cuba le respondió " Rojo por la sangre que han anunciado derramar y negro por el luto que ha de ensoñoriarse de la nación”. Eso lo dijo en enero 1959 y hoy estamos en julio de 2021.

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