Egipto, Siria, o el Líbano han visto recrudecerse el clima de violencia durante el ayuno obligatorio

El fin del Ramadán llega con tensión al mundo musulmán

Simpatizantes del depuesto presidente Mohamed Mursi rezan en El Cairo, Egipto. (Foto: SAHMED ASSADI.)
Millones de musulmanes del mundo árabe celebraban ayer el Eid al Fitr, que marcó el fin del mes de ayuno del Ramadán y que este año perdió su típico espíritu festivo por la tensión y los conflictos políticos que sacudieron la región. En Egipto, el Ramadán, que comenzó una semana después del golpe militar que derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi, no logró poner fin a las protestas multitudinarias convocadas a favor y en contra del mandatario depuesto.
Ni el calor ni el ayuno disuadieron a miles de seguidores de Mursi, acampados en la plaza cairota de Rabea al Adauiya, de continuar con su sentada y organizar marchas masivas para pedir su regreso al poder. Los opositores a Mursi, por su parte, aprovecharon el Ramadán para invitar a los ciudadanos a tomar el 'iftar', comida con la que se rompe el ayuno tras la puesta del sol, en la céntrica plaza Tahrir para expresar su apoyo a las Fuerzas Armadas egipcias.

En Siria, el Ramadán tampoco dio una pausa a la violencia, ya que, según la oposición, más de 1.700 personas murieron a manos de las tropas del régimen sirio durante el mes sagrado, en el que los musulmanes se abstienen de comer, beber y fumar desde que sale el sol hasta que se pone. No solo aumentó la violencia, sino también los precios de los productos básicos, lo que ha añadido más sufrimiento a los sirios.

En el vecino Líbano, el Ramadán se caracterizó por la tensión y el vacío institucional, aunque por el momento el país ha podido evitar la guerra. En Iraq, mientras, los episodios violentos se intensificaron en el mes de ayuno del Ramadán, que comenzó el pasado 10 de julio, con numerosos atentados, especialmente contra las fuerzas del orden y la comunidad chií.

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