La UE enviará más observadores a ese país y aumentará su implicación

Georgia espera una avalancha de 80.000 desplazados de la zona del conflicto

Varias casas arden en Mul, ciudad de Osetia.
Georgia espera una avalancha de hasta 80.000 desplazados de la zona del conflicto georgiano-suroseta, declaró hoy la portavoz del Ministerio para la Acogida de Refugiados, Mariam Nanobashvili. 'Hasta este momento, tenemos registrados cerca de 13.500 refugiados, la mayoría de los cuales han sido acogidos en Tiflis', precisó la funcionaria.
El edificio de dos plantas del jardín infantil 158, situado en la avenida Alexandr Kazvegui de la capital georgiana, es uno de los inmuebles que han sido reconvertidos en centros de acogida de desplazados.

Las camas se encuentran amontonadas junto a la pared y en el suelo de lo que antaño era el dormitorio infantil se ven varias alfombras.

'No cabemos en la camas para niños', explica Sofikó Nesadze, una médica de 28 años.

Trabajaba en Eredvi, una de las aldeas habitadas por georgianos étnicos de la región separatista de Osetia del Sur, de donde huyó con toda su familia por temor a las limpiezas étnicas.

'Nos ametrallaron desde aviones; vi morir gente', dice Sofikó con la voz entrecortada, mientras abraza a sus dos hijos: Nika, de 8 años, y Ninó, de 5.

Afirma que ella y su marido tuvieron que caminar muchos kilómetros con los pequeños sobre los hombros, hasta que finalmente fueron recogidos por un camión que los condujo hasta Tiflis.

'Nuestro padres, que son mayores, se quedaron en Eredvi. No tenemos ninguna comunicación con ellos. Tengo mucho miedo', confiesa Sofikó.

Cuenta que en la aldea vivían no menos de mil georgianos antes del comienzo de las acciones militares.

'Vivíamos en paz con los osetas y seguiríamos viviendo en paz, si no fuera por las provocaciones de los rusos. Estoy convencida de que podemos reconciliarnos con los osetas, siempre y cuando Rusia no se inmiscuya', asegura la médica.

Las palabras de Sofikó son respaldadas efusivamente por uno de sus paisanos de Eredvi, Lavrenti Midodashvili, chófer de 60 años.

'¡Yo pienso lo mismo! ¡La culpa de todo la tiene Rusia!', exclama Lavrenti, gesticulando con la profusión que caracteriza a todo georgiano de pura cepa.

Durante toda su vida ha trabajado como chófer y hoy se queja de que se ha quedado en la calle: sin trabajo ni hogar.

'Primero me escondí en el sótano y, luego, cuando terminaron los bombardeos, eché a correr en dirección a Tiflis', dice.

De momento, las autoridades han instalado a los desplazados en colegios y jardines de infancia, pero es una solución provisional, pues el próximo 1 de septiembre se reanudan las clases.

'En el territorio de Georgia ya había unos 30.000 refugiados de los conflictos de comienzos de los años 90 en Osetia del Sur y Abjasia', señaló Nanobashvili.

El director del Centro de Investigaciones Caucásicas, Mamuka Areshidze, declara a Efe que 'Rusia y Georgia han cometido errores históricos catastróficos'.

'Rusia ha encendido en el Cáucaso una hoguera que la acabará quemando', sostiene el politólogo, quien advierte de que el combate de los georgianos contra la ocupación rusa puede estimular 'ese mismo tipo de luchas en el Cáucaso Norte', en alusión a los separatismos rusos.

Areshidze indica que el presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, no hizo caso a los consejos de Estados Unidos y la Unión Europea de no dejarse llevarse por la provocaciones de Rusia.

'El Gobierno georgiano se ha metido en una guerra planeada por Rusia y ha perdido todo lo que podía perder: el arreglo de los conflictos se ha aplazado, las Fuerzas Armadas han sido derrotadas y la economía del país ha quedado en muy mala situación', añade.

El único aspecto positivo, según el politólogo, es que 'el mundo ha visto la agresividad de Rusia' y, por tanto, estará en la obligación de adoptar medidas para frenarla.


Los Veintisiete países comunitarios coincidieron hoy en la necesidad de tener más observadores en Georgia para garantizar el cese efectivo de la violencia y se comprometieron a aumentar su implicación en la región, en apoyo de los esfuerzos pacificadores de la ONU y la OSCE.

En un encuentro extraordinario de ministros de Exteriores para analizar el conflicto de Osetia del Sur, la UE respaldó el acuerdo de paz pactado por la presidencia francesa de turno con los gobiernos ruso y georgiano.

El seguimiento de ese plan de paz se debatirá en septiembre en una nueva reunión informal de los responsables de Exteriores, aunque cualquier decisión definitiva deberá ser respaldada por un nuevo pronunciamiento del Consejo de Seguridad de la ONU.

Los ministros felicitaron a París por el éxito de sus gestiones en nombre del UE y estuvieron de acuerdo en que, ahora, la prioridad es asegurar el respeto al alto el fuego y atender a las víctimas de los enfrentamientos, aunque se manifestaron diferencias en cómo afrontar la relación con Rusia tras este conflicto.

El responsable de Exteriores francés, Bernard Kouchner, reconoció que el acuerdo de paz entre rusos y georgianos es un texto de compromiso, que no satisface completamente a nadie.

Explicó que, tras ver las consecuencias de la violencia en la población, su objetivo era parar las hostilidades con urgencia, para que las mujeres en la zona 'no tengan que seguir viendo como cortan el cuello a sus hijos'.

Los Veintisiete consensuaron hoy unas conclusiones que incluyen el reforzamiento del equipo de observadores de la OSCE sobre el terreno y dejan claro que, en este sentido, la UE actuará en el marco de esa Organización.

Subrayan que la UE debe estar preparada para comprometerse, 'también sobre el terreno'; para apoyar todos los esfuerzos, especialmente de la ONU y la OSCE, con el objetivo de encontrar una solución pacífica y estable a los conflictos en Georgia.

El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, y la Comisión Europea deberán presentar propuestas para hacer realidad ese compromiso, que se discutirán en la reunión informal de responsables de Exteriores, convocada el 5 y 6 de septiembre en Avignon (Francia).

Kouchner dijo que muchos países comunitarios han propuesto una intervención europea sobre el terreno, pero advirtió que la idea no es enviar fuerzas militares ni de pacificación, sino desempeñar tareas de 'vigilancia, control y mediación'.

'Nos vemos alentados por la respuesta de los países', aseguró Kouchner, pero antes de tomar cualquier decisión es necesaria una nueva resolución de Naciones Unidas sobre el problema, insistió el diplomático francés.

También Solana hizo hincapié en el compromiso de la UE con la paz en Georgia -'estamos listos' para ayudar, recalcó-, pero reiteró que, una vez confirmado el cese de las hostilidades, es imprescindible un nuevo pronunciamiento del Consejo de Seguridad de la ONU.

En la misma línea, el ministro español, Miguel Angel Moratinos, señaló que 'hay que dejar pasar un tiempo para que se consolide el alto el fuego', pero también incidió en la voluntad de la UE de contar con mayor presencia en la zona para garantizar la paz y la seguridad.

En cuanto a la respuesta de la UE ante la actuación de Rusia en Georgia, varios ministros, entre ellos Kouchner, señalaron que no es el momento de juzgar 'quiénes han sido buenos y quiénes malos'.

Pero su colega británico, David Miliband, criticó con dureza la agresividad de las tropas rusas en Georgia y consideró que la UE debe 'revisar' su relación con Rusia.

Miliband cuestionó, incluso, que los Veintisiete deban continuar negociando con Moscú un nuevo acuerdo de asociación.

A su juicio, este asunto debe figurar en la agenda de la reunión informal que los ministros celebrarán a principios de septiembre, una petición que fue aceptada por Kouchner.

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