'La Constitución no crea la democracia, es sólo su marco, y la clave es el juego político', asegura Mohamed Tozy, uno de los padres del proyecto de la nueva carta magna marroquí que hoy será sometida a referéndum. 'La democracia es la aplicación de los textos, su interpretación extensiva o restrictiva, y el funcionamiento de las instituciones', añade este politólogo, quien asegura que 'el parlamentarismo es una cuestión de juego político y no de texto'.
El pasado 17 de junio, el rey Mohamed VI expuso en un discurso televisado a la nación las grandes líneas de la reforma constitucional, que pretende profundizar en la separación de poderes y en el carácter parlamentario del sistema político marroquí. Según Tozy, la nueva carta magna, que 'propone una nueva posición del monarca, se inspira mucho en toda una serie de constituciones y transiciones', y es relevante 'que esté realizada por marroquíes, ya que en las anteriores participaron expertos franceses'.
Después de diez días, la campaña sobre el referéndum terminó ayer por la noche; el académico subrayó que 'es verdad que no hubo mucho tiempo, lo que impidió tener un debate duro sobre los principales puntos del texto', que permitiría aclarar las diferencias y plantear distintas interpretaciones. Recalca que 'la campaña estuvo dominada por un 'sí' y un 'no' global, cuando en un estado democrático no pueden predominar estas posturas. Quizá se debería ir artículo por artículo y discutirlos para aceptarlos o criticarlos'.
Porque a pesar de que considera que el nuevo texto está 'mucho más a favor de la democracia que de lo contrario', también piensa que 'no todo es perfecto, y hay cosas que se podrían mejorar a través de un debate sobre el espíritu de la Constitución'. Como por ejemplo -dice- los mecanismos políticos en sí mismos, la equiparación entre el árabe y el 'amazigh' (bereber) o el reparto de las funciones entre el Consejo de Ministros y el Gobierno.
Después de diez días, la campaña sobre el referéndum terminó ayer por la noche; el académico subrayó que 'es verdad que no hubo mucho tiempo, lo que impidió tener un debate duro sobre los principales puntos del texto', que permitiría aclarar las diferencias y plantear distintas interpretaciones. Recalca que 'la campaña estuvo dominada por un 'sí' y un 'no' global, cuando en un estado democrático no pueden predominar estas posturas. Quizá se debería ir artículo por artículo y discutirlos para aceptarlos o criticarlos'.
Porque a pesar de que considera que el nuevo texto está 'mucho más a favor de la democracia que de lo contrario', también piensa que 'no todo es perfecto, y hay cosas que se podrían mejorar a través de un debate sobre el espíritu de la Constitución'. Como por ejemplo -dice- los mecanismos políticos en sí mismos, la equiparación entre el árabe y el 'amazigh' (bereber) o el reparto de las funciones entre el Consejo de Ministros y el Gobierno.