Tras desaparecer del panorama parlamentario los liberales, intenta evitar un Gobierno en minoría

Merkel busca un socio para lograr una 'Alemania estable'

Merkel tiende la mano a posibles socios de Gobierno para no gobernar en minoría. (Foto: MICHAELLE KAPPELER)
Alemania entró en un compás de espera complejo, a escala interna y para sus socios de la Unión Europea (UE), tras una victoria electoral de la canciller Angela Merkel que, pese a ser amplia, la aboca a la búsqueda de un gobierno estable que podría ser prolongada. La desaparición del Partido Liberal (FDP) de la representación parlamentaria supone para la Unión de Merkel algo más que tener que renunciar a un socio que, aunque no siempre fue fiable, sí era al menos acomodaticio, y tuvieron escaños en el Bundestag (cámara baja) desde 1949.
El Parlamento pasará a tener cuatro grupos parlamentarios -conservador, socialdemócrata, La Izquierda y Verdes-, de los cinco que tuvo en los últimos 20 años, lo que reduce el arco de posibles integrantes. Merkel dejó claro que no quiere gobernar en minoría, en un país donde se buscan siempre mayorías estables y donde incluso Konrad Adenauer invitó a participar en su gobierno a un aliado -Partido Alemán- tras lograr el 50,2 % de los votos en 1957.

Desde la recta final de la campaña ya se daba como alternativa más viable a la actual alianza con los liberales una reedición de la gran coalición de la primera legislatura de Merkel (2005/2009).Como segunda opción, pese a las grandes diferencias programáticas, se barajaba una innovadora alianza con los Verdes, apuntalada en la capacidad camaleónica de Merkel de adaptarse a todas las situaciones con tal de lograr sus objetivos -en este caso, formar un gobierno lo más estable posible-.


CINCO ESCAÑOS

Las elecciones del domingo dejaron a la Unión Cristianodemócrata de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) a cinco escaños de la mayoría absoluta y al resto de las formaciones tradicionales desarmadas o, en el caso del FDP, herida de muerte.

Los liberales, que cayeron del 14,6% de 2009 al 4,8% del domingo pasado, ofrecieron el 'día después' de su hundimiento la dimisión en bloque de su presidencia, aunque finalmente se optó por reducirlo a una única víctima, su líder y ministro de Economía, Philipp Rösler.

Los Verdes, que perdieron 2,3 puntos y quedaron en el 8,4 %, optaron por un clásico en ellos cuando entran en conflicto: convocar un congreso para resolverlo, en este caso para renovar su cúpula.

Los únicos que parecen felices -fuera de Merkel- es la Izquierda, ya que pese a perder un 3,3 % de los votos y quedar en un 8,6% podrán presumir, en palabras de su carismático líder, Gregor Gysi, de ser la primera fuerza de la oposición si se forma una gran coalición. El derrotado aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück, ya avanzó que su partido no se ofrecerá sin más a integrar una alianza que, en su primera experiencia, costó al partido una sangría de electorado similar a la del FDP ahora.


SIN PRECIPITARSE

Steinbrück insistió en que no se precipitará a una gran coalición, al tiempo que advirtió de que, de iniciarse negociaciones, podrían prolongarse 'semanas' o meses.

'No seremos la siguiente víctima de Merkel', afirmó, en alusión al hundimiento liberal y al que el SPD sufrió en su periodo en la gran coalición, a la que entró en 2005 con el 34,2 % de los votos y de la que salió con el peor resultado de su historia -el 23 %-.

La fortaleza de Merkel, con el mejor resultado para los suyos en 20 años, no favorece precisamente la búsqueda de socio, máxime cuando las restantes formaciones tratan de reencontrarse. El camino ahora hasta un nuevo gobierno, sea cual sea su composición, se perfila tortuoso, para una UE con muchas decisiones pendientes.

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