Netanyahu, ante el dilema de dar respuesta a los asesinatos

El Gobierno de Israel discute la intensidad de las represalias que prevé tomar contra los palestinos

Presionado por el ala derechista de su Gobierno, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se enfrenta al difícil dilema de cómo responder al asesinato de tres adolescentes judíos secuestrados el pasado 12 de junio, sin provocar un conflicto armado de proporciones incontrolables. Las opciones que el consejo de ministros para asuntos de Seguridad estudia oscilan desde acciones menores de castigo hasta una nueva ofensiva contra la franja de Gaza, donde está el liderazgo del movimiento Hamás, al que Israel responsabiliza de los hechos.

"La pregunta que analizaron los ministros no es si habrá (respuesta), sino cuánta (respuesta); no si Israel responderá, sino con cuánta intensidad", afirmó ayer Yoav Limor, comentarista de asuntos militares del diario "Israel Hayom".

Netanyahu se reunió por primera vez con los miembros del llamado "gabinete de seguridad" la madrugada de ayer, horas después de conocerse el lunes el fatal desenlace del secuestro de Eyal Yifrach, de 19 años, y Gilad Shaer y Naftali Frenkel, ambos de 16.

Anoche, después de sus funerales, los ministros más destacados del Gobierno israelí tenían previsto volver a reunirse en Jerusalén, aunque es difícil que hayan llegado a una conclusión uniforme porque han tenido 19 días para pensar y sus divergencias son notorias. En la primera cita surgieron graves diferencias entre los ministros más "halcones", encabezados por el de Economía y líder del partido Hogar judío, Naftalí Bennett, y los más moderados de Justicia, Tzipi Livni, y de Finanzas, Yair Lapid.

Los primeros exigen mano dura contra Hamás independientemente de las consecuencias, los segundos una "respuesta ponderada" a las circunstancias y que tenga en cuenta la inestabilidad regional. En medio, un Netanyahu que es conocido por sus titubeos en los momentos más críticos y que, curiosamente, es a la vez el primer ministro israelí menos beligerante, si se hace un recuento de las operaciones militares lanzadas por cada uno de ellos desde 1948.

"El dilema está sobre la mesa. Los ministros deben llegar a una decisión que responda a los distintos intereses, y a veces contradictorios, de Israel", escribía ayer el veterano comentarista del periódico "Yediot Aharonot" Nahum Barnea. En un artículo en el que pide al Gobierno que tenga en cuenta todos los elementos de juicio y que no actúe visceralmente, Barnea sostiene que "es necesario golpear a Hamás" porque es bueno para "la capacidad de disuasión" de Israel y para "el futuro de las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP)".



Palestinos

La ANP estaba a la espera de una reunión del liderazgo palestino para decidir sus próximos pasos, que incluyen posibles sanciones a Hamás y la ruptura del pacto de reconciliación alcanzado en abril, siempre que Israel demuestre que ese movimiento está detrás del secuestro, según dijo hace días el presidente palestino, Mahmud Abás.

Barnea propone por ello una represalia "con inteligencia, casi con bisturí" porque "medidas colectivas (de castigo) pueden empujar a la población de Cisjordania a los brazos de Hamás".

Los altos mandos israelíes, generalmente mucho más moderados que los políticos nacionalistas y que en el pasado han frenado operaciones que creían poco convenientes, se muestran también esta vez mucho más contenidos. Sus propuestas de respuesta a los asesinatos realizadas la madrugada de ayer a los miembros del Gobierno causaron la indignación de Bennett y de sus acólitos, que las consideraron demasiado tibias.

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