Berlusconi rechaza la propuesta de Napolitano y reitera que las urnas son las únicas que pueden dar una salida a la crisis

Los partidos italianos intentarán reformar la ley electoral antes de convocar nuevas elecciones

Franco Marini, presidente del Senado, tras la reunión con Napolitano.
Italia inició hoy una etapa de transición para dar una salida a la crisis política en la que se ha visto inmersa tras la dimisión del primer ministro, Romano Prodi. Tras cuatro intensos días de consultas, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se decantó finalmente por la formación de un Gobierno interino, cuya única finalidad será llevar a cabo la reforma de la ley electoral antes de convocar nuevos comicios.
Italia inició hoy una etapa de transición para dar una salida a la crisis política en la que se ha visto inmersa tras la dimisión del primer ministro, Romano Prodi. Tras cuatro intensos días de consultas, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, se decantó finalmente por la formación de un Gobierno interino, cuya única finalidad será llevar a cabo la reforma de la ley electoral antes de convocar nuevos comicios.

El jefe del Estado, que ha jugado un papel crucial en estas circunstancias de precariedad institucional, decidió encargar dicho cometido al presidente del Senado, Franco Marini, quien aceptó el cargo de inmediato.

En concreto, Marini deberá ‘verificar las posibilidades de consenso sobre una reforma de la ley electoral’ a través de ‘un gobierno funcional finalizado a la aprobación de dicha reforma y a la asunción de las decisiones más urgentes’, según expresó el secretario general del Palacio Quirinale --el palacio presidencial italiano--, Donato Marra.

‘Sé bien que no se trata de un compromiso simple, sino gravoso’ y que los ciudadanos están aguardando con ‘fuerte atención’ la modificación de la ley electoral, expresó Marini tras reunirse con el presidente de la República, Giorgio Napolitano.

Por esta razón, se comprometió a desempeñar este encargo ‘seriamente’ y en el ‘menor tiempo posible’, al tiempo que se comprometió a trabajar con ‘toda’ su ‘determinación’ para llevarlo a cabo. Asimismo, manifestó su ‘vivo agradecimiento’ al jefe del Estado por la ‘confianza’ que le ha demostrado confiándole este encargo.

De hecho, Marini fue el primero en pasar por el Palacio del Quirinale el pasado viernes, día en que el jefe de Estado inició su ronda de consultas para deliberar el modo más adecuado de dar una salida a la crisis.

Ya entonces, el mismo Marini -que tiene 74 años- había desestimado la opción de convertirse en primer ministro de un Gobierno provisional, argumentando que ‘la responsabilidad’ que tiene como presidente del Senado ‘es ya grande’, por lo que no aspiraba a recibir otro encargo.

REFORMA PARA LA ESTABILIDAD.

Napolitano motivó su decisión en la ‘necesaria estabilidad política y eficiencia institucional’ que requiere en estos momentos el país, tal y como se ha expresado ‘claramente’ y de modo ‘imparcial’ en el seno de la opinión pública, del mundo económico y de la sociedad civil.

Con esta decisión, el presidente de la República optó por evitar la convocatoria de elecciones anticipadas, tal y como pedía la oposición de centro-derecha con Silvio Berlusconi a la cabeza, decantándose por la opción que el centro-izquierda defiende desde el primer momento.

RECHAZO DE BERLUSCONI.

De hecho, Berlusconi rechazó de inmediato la propuesta del presidente de la República, avanzando que, cuando tenga ocasión, expondrá a Marini las razones por las que cree necesario ir a las urnas cuanto antes y sin necesidad de cambiar la ley electoral.

‘El país necesita muchas cosas, menos perder el tiempo. Hay muchas emergencias a las que hacer frente’ por lo que ‘se necesita un Gobierno que inmediatamente esté operativo, con plenos poderes y una amplia mayoría parlamentaria’, aseguró, rechazando así la opción propuesta por Napolitano.

Por su parte, el líder del Partido Democrático --principal partido del centro-izquierda italiano--, Walter Veltroni, aseguró que su formación ‘denunciarᒠal líder de la oposición, Silvio Berlusconi, por ‘falta de responsabilidad’ si éste impide llevar a cabo la reforma de la ley electoral antes de convocar nuevos comicios.

Con todo, Veltroni señaló que su partido aprovechará la campaña electoral para denunciar la irresponsabilidad de Berlusconi si su veto impide sacar adelante la reforma e ir a las urnas con el actual sistema, que favorece la formación de coaliciones heterogéneas y dificulta la estabilidad política.

A partir de este momento, la clave de la situación pasa a manos de Marini, que mañana mismo iniciará una ronda de contactos para verificar el grado de consenso que existe entre las distintas fuerzas políticas para llevar a cabo la reforma.

Dadas las circunstancias, la misión de Marini se presenta más que complicada. En primer lugar por la posición férrea que hasta este momento han demostrado Berlusconi y sus aliados.

A lo lardo de la legislatura, el centro-derecha había mostrado activamente su apertura a la reforma de la ley electoral, considerada por todos la principal causa de la falta de estabilidad política en Italia.

No obstante, tras la dimisión de Prodi, los principales partidos de la oposición --Forza Italia, Alianza Nacional, Liga Norte, y, con más reticencias, la Unión de Demócratas Cristianos (UDC)-han decidido cerrar filas en torno a Berlusconi, con el objetivo de llevar al país a las urnas, ya que, según argumentan, ya no es momento de encontrar un consenso sobre la ley, cuando las fuerzas políticas no han sido capaces de hacerlo durante los 20 meses que ha durado la presente legislatura.


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