Las elecciones del 5 de junio tienen de nuevo a socialistas y socialdemócratas como favoritos

Portugal abre campaña bajo la sombra de la abstención

El primer ministro portugués José Sócrates saluda a sus simpatizantes. (Foto: MARIO CRUZ)
Portugal abrió ayer la campaña para las elecciones anticipadas del día 5, de resultado incierto en todas las encuestas, agobiado por la peor crisis económica en cuatro décadas de democracia y la austeridad impuesta por su rescate financiero. Los dos partidos que han gobernado el país desde la Revolución de los Claveles de 1974, el Socialista (PS) y el Social Demócrata (PSD, centro-derecha) son de nuevo los favoritos para ganar la votación, aunque su empate técnico en los sondeos puede complicar la formación de un Ejecutivo.
Sin carteles y con menos propaganda para honrar la austeridad que rige en esta nación de diez millones de habitantes, los políticos lusos iniciaron oficialmente la campaña con una tanda de mítines y concentraciones iguales a los que, de hecho, abundaban ya en las ciudades lusas desde hace semanas. Los grandes protagonistas del choque electoral son el primer ministro en funciones, José Sócrates, de 53 años, y el líder conservador, Pedro Passos Coelho, de 46, que se muestra convencido de que va a acabar con los seis años de Gobierno socialista.

Sin embargo, las encuestas le dan poco más de un treinta por ciento de las intenciones de voto, con uno o dos puntos porcentuales de diferencia respecto al PS y además con tendencia a la baja en las últimas semanas. Sócrates, que ya perdió la mayoría absoluta en las elecciones de 2009, se enfrenta a otra prueba electoral con el desgaste de haber adoptado los más drásticos ajustes económicos que recuerdan los portugueses en toda su historia. Pero, la gran triunfadora del próximo 5 de junio puede ser una abstención prevista en torno al 40 %.

Tanto el PS como el PSD están comprometidos en el cumplimiento del programa de ajuste financiero y reformas del Estado exigido por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para salvar al país del colapso con un préstamo de 78.000 millones de euros aprobado la pasada semana.

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