Portugal vive hoy elecciones generales, con el conservador Cavaco Silva como gran favorito

Los portugueses acuden a las urnas escépticos y pesimistas

Cavaco Silva es el gran favorito en las encuestas. (Foto: TIAGO PETINGA)
Nueve millones de portugueses escogen hoy presidente, escépticos respecto a su clase política y pesimistas sobre el rumbo que ha adoptado el país, inmerso en su peor crisis económica de los últimos 30 años. La elección del próximo jefe de Estado se antoja crucial para el país, objetivo declarado de los mercados internacionales, que especulan con la posibilidad de que Portugal sea el próximo en recurrir a la ayuda externa, después de Grecia e Irlanda.
El primer ministro socialista, José Sócrates, rechaza rotundamente esta opción, mientras el principal grupo de la oposición, el Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), ya anunció que reclamará elecciones legislativas si finalmente se recurre a la ayuda de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. En este contexto de discrepancia política y fragilidad económica, la decisión está en reelegir al actual jefe de Estado, el conservador Cavaco Silva -apoyado por el PSD-, escoger al candidato socialista, Manuel Alegre -avalado por su partido y los marxistas del Bloque de Izquierda-, o respaldar a alguno de los otros cuatro aspirantes, de izquierdas y con escaso apoyo.

En la primera parte de los cinco años de mandato de Cavaco, su relación con Sócrates estuvo marcada por la cordialidad, aunque con el paso del tiempo acabó por deteriorarse y las diferencias se han evidenciado también en estas dos semanas de campaña electoral. La cohabitación entre el líder socialista y el conservador está en sus peores momentos mientras la falta de consenso parlamentario para enfrentar la crisis económica puede provocar unas elecciones legislativas anticipadas.


ENCUESTAS

El actual presidente de Portugal lidera con una clara ventaja las encuestas, que le dan un mínimo del 54 por ciento de los votos, cuatro puntos más de los que necesita para salir reelegido, y advirtió de que recurrir a una segunda vuelta perjudicaría a Portugal ante los mercados internacionales. Una postura contraria a la que defiende el socialista Manuel Alegre, a quien los sondeos asignan en torno a un 20-25 por ciento de los votos, consciente de que sus opciones pasan por alcanzar la segunda vuelta y competir sólo con el aspirante conservador para capitalizar los votos de la izquierda.

La campaña electoral, de perfil bajo por la crisis económica, se caracterizó sin embargo por el continuo intercambio de acusaciones entre los candidatos.

Cavaco Silva fue acusado de recibir un presunto trato de favor entre 2001 y 2003 -cuando no ocupaba ningún cargo público- en la compraventa de acciones de un banco hoy intervenido por irregularidades. También se han pedido explicaciones al presidente en relación a una vivienda en la zona del Algarve que al parecer no contaba con todos los permisos necesarios.


OTROS CANDIDATOS

Frente a Alegre y Cavaco, los otros candidatos que concurren a estos comicios representan diferentes corrientes de izquierda, y suman, según los sondeos, en torno al 15-20 por ciento de los votos.

El comunista Francisco Lopes hizo de la resistencia a las medidas de ajuste aprobadas por el Gobierno LUSO el eje de su discurso, mientras que el humanista Fernando Nobre repartió críticas tanto a Cavaco Silva como a Manuel Alegre y en general a la clase política lusa.

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