Primer ministro tailandés descarta desalojar a la fuerza la sede del Gobierno

El primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, descartó hoy el empleo de la fuerza para desalojar a los varios miles de manifestantes antigubernamentales que desde hace tres días controlan el palacio de Gobierno.
Sundaravej, quien había ordenado a la Policía despejar de manifestantes el recinto oficial antes del amanecer del jueves, señaló que ha decidido cambiar de estrategia, y dejar que sea la Justicia la que ponga fin a la ocupación, que persigue forzar la caída del Gobierno.

'He enmendado la orden que di anteriormente, así que no vamos a dispersar a los manifestantes', dijo el primer ministro a la prensa.

También un tribunal de Justicia de Bangkok, dictó el pasado miércoles una orden de desalojo de la sede gubernamental, que fue desacatada por los seguidores de la Alianza del Pueblo para la Democracia, organización que se proclama defensora de la monarquía.

'Pido a los líderes de la protesta que se entreguen a la Policía, a la que asigno esta tarea sin dispersar la manifestación, pero eso no significa que les vayamos a dejar allí para siempre', apuntó Sundaravej.

El cambio de estrategia motivó que la Policía decidiera ofrecer transporte gratuito a todos aquellos manifestantes que quisieran abandonar la protesta y regresar a sus respectivos hogares, para lo que puso a su disposición cerca de un centenar de autocares, explicó el general Surapol Thuanthong.

Los manifestantes de la alianza asaltaron la sede del Gobierno el pasado martes, pocas horas después de grupos afines irrumpieran en los estudios del canal estatal de la televisión NBT, y ocuparan parte de tres ministerios situados en distintos puntos de la ciudad.

La ocupación de la sede gubernamental forma parte de la campaña de protestas callejeras que la alianza emprendió el pasado mayo contra el Gobierno, al que acusa de corrupto y de ser una réplica del que encabezó Thaksin Shinawatra, depuesto en septiembre de 2006 por medio de un golpe de estado perpetrado por los militares.

Shinawatra, declarado fugitivo desde que a mediados de agosto se exilió en el Reino Unido, mantiene que los casos de corrupción que se le imputan forman parte de una conspiración política urdida por gente próxima a los militares que le depusieron.

Sundaravej destacó que la Policía no se abrirá paso entre los manifestantes para detener a los nueve cabecillas de la alianza sobre los que pesa una orden de arresto por incitar la 'rebelión'.

Aun así, decenas de activistas de la organización que lideran el ex general del Ejército y antiguo gobernador de Bangkok, Chamlong Srimuang, y el dueño de varios diarios, Sondhi Limthongkul, formaron un cordón de seguridad para proteger a la plana mayor de la alianza.

Srimuang, de 72 años, y cabeza de las multitudinarias protestas que en 1992 condujeron a la caída del gobierno pro-militar tras la muerte de medio centenar de personas a manos de lo soldados, reiteró que el objetivo de la alianza es conseguir la dimisión del Gobierno e impedir así, que reforme la Constitución.

'Me pueden detener si quieren, pero la protesta continuará porque éste gobierno ha cometido demasiados errores', manifestó Srimuang sentado en una esquina del recinto en el que se hacinan cerca de 5.000 personas, aunque en medio de una atmósfera festiva.

La alianza, que mediante protestas similares debilitó el gobierno de Shinawatra y creó el clima propició para el golpe de estado, no ha dado hasta el momento, ni una sola pista sobre cuales son sus soluciones para poner fin a la notable división política.

Con apoyos entre la elite conservadora y sectores castrenses, la alianza explota con éxito su consigna de ferviente defensora de la monarquía en un país, donde el rey Bhumibol Adulyadej, está considerado casi divinidad por gran parte de los tailandeses.

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