El Senado de EEUU aprobó ayer, por 68 votos contra 32, la mayor reforma migratoria desde 1986, que abre la vía para la legalización y eventual ciudadanía de la población indocumentada, tras casi un mes de debate.
Aunque, para entrar en vigor, la reforma requiere que la Cámara de Representantes se pronuncie, y en ella la oposición republicana es mayoritaria, el voto de ayer en el Senado aumenta enormemente la presión a favor de un acuerdo.
La reforma migratoria, negociada por el 'Grupo de los ocho' -cuatro demócratas y cuatro republicanos-, condiciona la legalización de los indocumentados a la seguridad fronteriza; incrementa drásticamente la vigilancia en la frontera, y establece medidas para controlar futuros flujos migratorios. El voto puso fin a tres semanas de un intenso y polémico debate en el pleno de la Cámara alta.
La reforma migratoria, negociada por el 'Grupo de los ocho' -cuatro demócratas y cuatro republicanos-, condiciona la legalización de los indocumentados a la seguridad fronteriza; incrementa drásticamente la vigilancia en la frontera, y establece medidas para controlar futuros flujos migratorios. El voto puso fin a tres semanas de un intenso y polémico debate en el pleno de la Cámara alta.