El sentido de la urbanidad y el civismo brilla por su ausencia entre quienes salen de marcha por la noche en la villa de O Carballiño. Algunas personas parecen divertirse estropeando el mobiliario urbano y en sus correrías no dudan en arrancar las farolas
El sentido de la urbanidad y el civismo brilla por su ausencia entre quienes salen de marcha por la noche en la villa de O Carballiño. Algunas personas parecen divertirse estropeando el mobiliario urbano y en sus correrías no dudan en arrancar las farolas, como la de la imagen, en el Polígono. No se dan cuenta esos vándalos que lo que ellos rompen lo tenemos que pagar entre todos, incluso a sus familiares le toca su parte, o quizás ellos mismos si pagan impuestos. En vez de tener una ciudad genial, al final lo tenemos todo roto y sin que el Ayuntamiento tenga culpables a los que señalar, o quizás no le interesa.
