Nacido en la parroquia de San Fiz de Navío, en el municipio de San Amaro, Antonio González Escaleira abandonó su tierra natal en el año 1959, camino de México, donde comenzó a trabajar en una mueblería, como era habitual en aquella época entre la mayoría de los emigrantes de la comarca carballiñesa. Se integró en el Centro Gallego formando parte del cuadro artístico y participando en obras de teatro y actividades musicales.
Allí se caso con una joven de Viveiro, que residía desde corta edad con sus padres en México, y allí nacieron sus cuatro hijos. Como tenía madera de emprendedor, pronto pasó a incorporarse a negocios de establecimientos de baños y hoteles, para realizar con posterioridad incursiones en el sector de las gasolineras y en la distribución de combustibles al por mayor.
Al mismo tiempo, tampoco se olvidó de invertir en su tierra, con la puesta en marcha de gasolineras, aparcamientos subterráneos, áreas comerciales y de promoción inmobiliaria y en locales de arrendamiento. En las últimas décadas, Antonio González Escaleira compaginaba sus estancias en México con otras en España, en especial Galicia, y su localidad natal de San Fiz. Sus familiares y allegados destacan su gran sentido del humor, lo cual despertaba muchas simpatías y por ello contaba con innumerables amigos.
Los mismos que en la tarde de ayer tomaron parte en su despedida desde el Tanatorio As Burgas hasta la iglesia parroquial de San Fiz de Navío, donde fueron oficiados sus funerales, para posteriormente ser inhumado en el panteón familiar. Las muestras de afecto y pésame fueron constantes durante toda la jornada para su viuda, Mariló Neira, sus cuatro hijos y sus siete nietos.
