El juego de los 'trileros', el timo de 'la estampita' y del 'tocomocho' se quedan anticuados ante la nueva modalidad de ir al grano y pedir dinero a los transeúntes con la disculpa de 'el cajero me tragó la tarjeta' o 'me quedó la cartera en casa'. Éste es el modus operandi de un joven que algunos reconocen como 'Alberto', y que todos los fines de semana recorre calles, plazas y locales de hostelería de Carballiño para conseguir dinero e invertirlo en las máquinas tragaperras.
Uno de sus últimos 'clientes' fue, el pasado domingo, un funcionario público, S.G.E., de 57 años, al que abordó al amparo de 'yo te conozco' y solicitar 50 euros alegando que 'non tiña cartos para coller un taxi', según el timado, que le entregó solamente 20 euros.
Otro de los afectados por las argucias del individuo, de entre 30 y 35 años, fue V.F.G., de 40 años, propietario de un mesón, que le dio 10 euros 'para un bocadillo, xa que se quedara sen cartos'. Un empresario, también de la villa del Arenteiro, P.R.P., de 55 años, fue más manirroto y puso en manos del joven 50 euros, 'xa que dixo que non tiña para invitar a súa noiva'. A la vuelta de la esquina, estas personas comprobaron como sus donativos entraban en una tragaperras. Por el momento, no hubo denuncias: los timados prefieren quedar en el anonimato.
Otro de los afectados por las argucias del individuo, de entre 30 y 35 años, fue V.F.G., de 40 años, propietario de un mesón, que le dio 10 euros 'para un bocadillo, xa que se quedara sen cartos'. Un empresario, también de la villa del Arenteiro, P.R.P., de 55 años, fue más manirroto y puso en manos del joven 50 euros, 'xa que dixo que non tiña para invitar a súa noiva'. A la vuelta de la esquina, estas personas comprobaron como sus donativos entraban en una tragaperras. Por el momento, no hubo denuncias: los timados prefieren quedar en el anonimato.
