Una placa metálica colocada en la entrada del recinto advierte de que allí no se puede vender ni consumir ningún tipo de estupefacientes. El castigo al infractor: 'Una paliza'.

El patriarca de A Pena pone coto a la droga en el poblado gitano

La placa advierte, de forma contundente, que 'drogas no, en este poblado'.
El patriarca del poblado de A Pena, Edelmiro Manzano, ha tomado sus propias medidas preventivas contra la droga. En estos últimos días ha colocado una placa en la entrada del recinto advirtiendo que 'queda terminantemente prohibido el consumo o venta de cualquier tipo de estupefaciente o drogas en este poblado', y en letra más pequeña amenaza a los posibles intrusos con 'una paliza por los gitanos'.
El clan Manzano habita las casas de bloques de hormigón que hace años le construyó de manera provisional el Concello de Carballiño para mejorar su calidad de vida y derribar las chabolas de madera. El poblado está situado frente al centro de salud y la familia se ha encargado de plantar árboles y colocar un cierre metálico para preservar en lo posible su intimidad.

'Hay algunos de fuera que andan con drogas y aquí no queremos ni trapicheos ni consumo', explican los habitantes del poblado. La placa ha sido colocada bien a la vista en una gran piedra en la que han tallado el escudo de Carballiño y el nombre de la calle: rúa Manzano, tal y como el propio patriarca la ha bautizado.

Ahora intenta impedir el paso a todas aquellas personas que se acerquen con la intención de vender estupefacientes y para ello encargó una placa metálica con la que pretende disuadir a quienes lo intenten.


MEDIDAS PREVENTIVAS

Claro que no es la única medida preventiva adoptada en este poblado contra los intrusos, porque nada más traspasar el cierre se abalanzan sobre cualquiera un buen número de amenazadores perros, a los que lo único que les impide atacar es la voz de alguno de los habitantes del poblado.

De esta forma, el plan de los Manzano puede funcionar. De hecho decían que está dando buenos resultados y ya nadie se atreve a entrar en el recinto sin permiso.

El poblado ocupa un espacio público en el monte de A Pena y se ha consolidado como propiedad de los Manzano a raíz de la construcción de las siete viviendas, que iban a ser provisionales a la espera de buscar una solución económica para erradicar el chabolismo, pero que con el transcurrir de los años han acabado por conformar un barrio más del pueblo, que no figura en el callejero urbano, porque el Concello no le ha dado nombre, aunque de ello se ha encargado Edelmiro Manzano.

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