Ourense no tempo

Ourense no tempo | Cosas de boticas y boticarios

En el segundo edificio estuvo la Farmacia del Espolón con varios propietarios durante aproximadamente cien años. Después fue una afamada librería. En la foto, al fondo del Espolón se puede intuir y casi leer el cartel de la farmacia del licenciado Pedro Antonio López Calahorra.
photo_camera En el segundo edificio estuvo la Farmacia del Espolón con varios propietarios durante aproximadamente cien años. Después fue una afamada librería. En la foto, al fondo del Espolón se puede intuir y casi leer el cartel de la farmacia del licenciado Pedro Antonio López Calahorra.

Hace unos años, con motivo del centenario de la creación del Colegio Oficial de Farmacéuticos Ourensano, tuve el honor de poder colaborar (de manera muy modesta) con el libro recopilatorio de esos cien años, obra de la farmacéutica Laura Fleire Quintas, con la colaboración del doctor David Simón Lorda. Un excelente trabajo que recomiendo a los amantes de la historia ourensana. Se trataba en aquella ocasión de plasmar cómo nació el colegio, y principalmente quiénes fueron los protagonistas de esa historia. La autora, procurando no obviar a nadie, incluyó a todos los profesionales que han figurado como colegiados, sin descartar a los que ejercían con anterioridad. Recoge así el periodo desde 1885 en que los que así lo deseaban se podían colegiar en el Colegio Médico Farmacéutico.

Hoy, con este artículo solo pretendo aportar unos escasos datos de los boticarios que ejercieron en Auria (solo la ciudad, para no aburrir con excesivos detalles), antes de existir la posibilidad de colegiarse, a fin de estimular a los investigadores a profundizar en ellos y así poco a poco configurar la historia ourensana en general y la de la farmacia en particular. Por desgracia, son recortes sueltos lo que puedo aportar. Estos son:

4 1814. Aparece el primer dato de una botica en la ciudad, todo apunta a que fue la del Espolón, Plaza Mayor 20 (al lado del Trampitán), la botica de Antonio Seara se cita por distribuir el libro “Viage de Galicia”, probablemente a modo de hacer campaña para conseguir la construcción de la carretera de Benavente a Orense, Santiago y Vigo (El Sensato, 21 de abril).

4 1835. La farmacia de Pedro Sánchez Toca estaba en la calle Dos Zapateiros 17 (no me atrevo a decir qué bajo es éste a día de hoy; por los cambios de numeración yo me inclinaría por el que ocupó años más tarde la joyería El Cronómetro cuando se abrió en 1928, entonces número 19, después cruzaría la calle). Ya había ocupado el 2 de la misma calle (Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos), primer local de la calle enfrente del Latino, que también ocupó la Joyería Cid en sus primeros tiempos. Tampoco es que lo pueda afirmar con rotundidad, ya que el 2 de La Paz podría ser perfectamente el que hoy ocupa la Zapatería del Abuelo.

Fue procurador del Ayuntamiento de Ourense, investigador y poeta; en su rebotica siempre había una muy animada tertulia. Su farmacia parece ser que no encontraba asiento y estuvo también en el local que hace esquina con la plaza del Hierro, ahí fue donde se traspasó pasando a regentarla el doctor León Oyarzun (posiblemente el mismo local que había ocupado la joyería Delage). (BOP 26 de abril).

4 1837. Farmacia de la viuda de Azpilcueta. Volvemos a tener noticias de ella en 1842, pero se desconoce la ubicación. (Pudiera tener alguna relación con la de Sánchez Toca). (BOP diciembre).

4 1838. Temes, farmacia en la calle del Pelouriño 5 (Colón). Entre específicos y demás medicinas, distribuía también pinturas, brochas y libros de oro y plata (BOP 20 de marzo). La pone a la venta “Bernardo” Temes en 1840.

4 1845. Vicente Seara, subdelegado de farmacia, es probablemente quien regenta en ese momento la de Plaza Mayor 20. De este boticario nos cuentan que era miliciano nacional y salió a combatir en diversas acciones, no dejando las armas hasta 1823 (estuvo prisionero en Osera). (BOP octubre).

4 1846. Eduardo Bott traspasa su farmacia. Un total desconocido. (BOP agosto).

4 1849. Botica situada en la plaza de los Pollos (Patín Vello 1, cruce Juan de Austria con Lepanto o tal vez un poco más abajo, justo donde sale la puerta lateral de la Catedral), donde se vendían sanguijuelas (BOP 4 de febrero). El boticario era el doctor Rivera, y vendían sanguijuelas de gran calidad y buen tamaño. En aquellos tiempos un médico también podía ejercer de boticario pero sin simultanear las dos actividades. Pudiera ser Pablo González Rivera.

4 1853. León Oyarzun consta con farmacia en Orense (BOP 11 junio). Con ese dato se puede decir que Sánchez Toca había traspasado.

4 1855. Vicente Gómez Romero vivía en la plaza de la Yerba, pero desconozco si tenía ahí la botica. También es posible que no fuera boticario, sino el propietario del local donde estaba la botica de la beneficencia municipal (BOP 5 enero 1860).

4 1860. La botica del sr. Novoa distribuía el libro “Piretología razonada”, escrito por Varela de Montes (La Ilustración de La Coruña, 15 de marzo). Desconozco ubicación.

4 1867. El dr. Pablo González Rivera se traslada de Instituto a Paz 20. Es más que probable que coexistieran más de una botica en la calle. (BOP enero).

4 1873. La viuda de Seara nombra regente a Antonio Gaite, hasta 1877, de la botica de Plaza Mayor 20. En el 77 coge la regencia Ricardo Moráis (en 1883 lo cita el diario La Tertulia).

4 1877. Juan Romasanta (calle de la Unión) servía de referencia para intentar localizar a una perrita extraviada (BOP 14 noviembre) y en 1878 esta misma botica aparece como distribuidora de la Inyección Rosa, “milagrosa para todos los flujos que provengan del aparato genitourinario de ambos sexos” y Cerato Divino, “que en 48 horas cura las grietas de los pechos femeninos”. Esta farmacia la vende en 1895 su viuda a José Fernández Martínez, que la trasladó a Progreso en 1902 (Farmacia Moderna).

4 1884. Se inaugura en Isabel la Católica la farmacia de Antonio Reinoso. La ubicación es complicada y podría haber tenido varias localizaciones muy próximas (calle Esperanza, esquina de San Miguel con Paseo, o esquina de Fuente del Rey).

4 1892. La farmacia de Plaza Mayor 20 era la de Meruéndano (El Derecho, 1892). Él se encarga de vender la farmacia de Reinoso. ¿Sería el último en ocupar esa ubicación, hacia 1918?

Se sabe que en Cervantes 6 estaba la farmacia de la viuda de Aldemira, con ese dato se deduce que había realizado antes de fallecer un traslado de la que tenía en Baños de Molgas.

Serafín Temes ya se había hecho cargo de la del doctor Oyarzun y la había trasladado a los bajos de su casa en Plaza del Hierro 6. En un paso intermedio, los empleados de Oyarzun (Yebra Aperribay y Pimentel) pretendieron regentarla con la colaboración del licenciado Gaite Lloves, pero no era factible; era y es imprescindible un boticario con dedicación exclusiva.

Carlos Valencia ya estaba en Padre Feijoo.

4 1895. Abre Aurelio F. Román en Progreso 53 (Eco de Orense, 3 de octubre 1895).

No es necesaria mucha explicación para estos datos; si acaso, apuntar que en tiempos un doctor en Medicina podía ser titular de una farmacia siempre que renunciara a consultar pacientes.

Dentro de la normalidad, las boticas procuraban situarse de la manera más céntrica posible, y entre ellas mismas se buscaba mantener las distancias.

La Plaza Mayor contó con su botica desde los primeros momentos, en el número 20, siendo el ultimo titular por mis datos en esa ubicación un personaje muy activo en aquellos años, Ildefonso Meruéndano. Cuando él cerró su oficina de farmacia, esta pasó a la esquina de las Tiendas, donde estuvo el licenciado Pedro Antonio L. Calahorra y después doña Pilar Fernández Barja. Al fallecimiento de ésta, y como prueba del envejecimiento paulatino de esa zona con el consecuente descenso de población, se trasladó al Couto, en la urbanización de la Rampa de Sas.

La calle de la Paz fue la más deseada y en ella han llegado a utilizarse hasta cinco bajos para esa actividad en diferentes momentos de la historia; nunca coincidieron, por mis datos. Colón, Unión, Cervantes, la “plaza de los Pollos” fueron las ubicaciones que hoy nadie recuerda. De hecho yo ni siquiera sabía de la existencia de esta plaza hasta que me puse a indagar para escribir este artículo. Siempre me encuentro alguna sorpresa.

En el rural, boticas monacales al margen, el primer dato que he localizado se refiere al año 1834, en el que sé de la farmacia de Carballiño regida por Ramón Fernández.

Continuará...

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