Ourense no tempo | El primero y el último

Cómo me gusta haceros pensar. En estos días que estamos de celebración por los 80 años de la llegada del Regimiento de Infantería Zamora nº 8, estoy intentado buscar datos que completen la historia militar ourensana. Y casi sin querer me encuentro con dos personajes que protagonizaron parte de esa historia. A Adolfo Rego Pérez supongo que muchos le conocéis, es, además de un muy buen amigo y colaborador, uno de los “chicos” con más de 100 años que tenemos en Ourense, y eso le convierte en una fuente de datos importantísima; pero resulta que yo no había caído en que por su edad, necesariamente tenía que haber vivido como protagonista esta parte de la historia, y así fue.

En 1939, poco antes de finalizar la Guerra Civil, Adolfo, que tenía 17 años, fue llamado a filas, y con tal motivo se presentó en el regimiento que guardaba la plaza. Por mis datos, sería el América o el Zaragoza, él no lo recuerda. Sin embargo, mantiene en la memoria el recuerdo de que las dependencias militares no eran las de San Francisco; el mal estado de éstas obligó a buscar una alternativa y esa fue utilizar las dependencias del viejo Hospital de las Mercedes. Yo conocía el uso de una zona como caballerizas para los mulos del cuartel, eran las instalaciones conocidas con el nombre de “El pajero”, pero desconocía que la tropa también estuviera en esas instalaciones. Allí se presentó Adolfo, pero por consejo paterno pidió una prórroga al estar cursando estudios. Se le concedió y así fue como hasta 1944 no se incorporó al Regimiento de Infantería 55, predecesor del Zamora 8.

Aún no se habían adecentado las instalaciones de San Francisco cuando la autoridad competente decidió un cambio en la estructura militar. Para la plaza de Ourense se destinaba al Regimiento Zamora 8, los soldados de la plaza podrían continuar en ella. Sin embargo, las necesidades del servicio, unidas al deficiente estado de las instalaciones, hicieron que al poco de llegar las fuerzas del Zamora al mando del teniente coronel ourensano Ángel Martín Mouriño, éstas fueran destinadas a Cataluña en misión de apoyo.

Se convirtió así el amigo Adolfo en uno de los primeros soldados del Regimiento Zamora 8 en Ourense ¡pero en Barcelona!, y así lo recuerda. Fueron unos meses los que estuvieron en Cataluña, los suficientes como para que se adaptaran al destino y realizaran vida normal. En las fotografías podéis ver que tenían sus momentos de ocio. Para mi amigo fue una de las etapas más tranquilas de su largo servicio militar ¡5 años y medio! La unidad solo hacía guardias en el cuartel de Pedralbes y en el de Montjuic, pero él fue nombrado asistente del capitán Quintana Lacaci (quizás os suene más como general, víctima de un atentado de la banda terrorista ETA), con lo cual gozaba de bastante libertad. Finalmente, en el 45 regresaron a la ciudad, instalándose en el Cumial, ya que San Francisco aún no reunía las condiciones para albergar al Regimiento. Esta fue la causa de que a los pocos meses Adolfo se ofreciera como voluntario para volver en misión de vigilancia a los Pirineos (Puigcerdà, Seo de Urgell…). Los pernoctas como él tenían las tardes libres, con lo cual, terminado el trabajo en el Cumial, bajaban andando a la ciudad y, al día siguiente, de nuevo andando tenían que subir al Cumial. Algunos renunciaron al pase pernocta para evitar esas caminatas y otros, como Adolfo, aceptaron traslados voluntarios. Lo que no le aclararon a mi amigo es que ese destino voluntario conllevaba un aumento de la duración del servicio. Aún hoy se enfada con él mismo al recordarlo… De aquellos años recuerda nombres que hoy recordamos aunque con otros grados, me habla de los capitanes Trapote y Tejada, ¿os suenan?...

El segundo personaje es José López Sotelo, y en este caso se trata del último. ¿Último qué? Pues primero os tengo que recordar que en Ourense, durante un periodo de tiempo, se utilizaron las instalaciones del destacamento del Cumial como campamento de reclutas, no solo Parga y Figueirido tuvieron esa función. En el Cumial se hacían las primeras rutinas de instrucción, se impartían las primeras teóricas y al finalizar ese periodo formativo se realizaba allí mismo la jura de bandera. Pues casualmente, mi amigo José formó parte del contingente que vivió la última etapa de formación en el Cumial; el siguiente reemplazo comenzó la mili en las instalaciones de Parga, y aquí se realizaba una segunda etapa de instrucción, ya más específica y, al menos en mi época, ya encuadrado en la compañía a la que serías destinado en principio.

El servicio militar en la etapa de José (comienzos de los 60) tenía una duración de dos años, aunque por lo que me cuentan, con frecuencia la licencia se retrasaba, tengo que indagar. En su caso, al estar en la banda del Regimiento sus recuerdos son muy diferentes a los de sus compañeros de mili, ya que ni guardias ni instrucción figuraban en sus obligaciones. Sin embargo, sí que me cuenta de cómo en aquellos momentos se hablaba en el cuartel con frecuencia de unos “locos” que estaban en el Cumial, con el capitán Camiña. Les llamaban los guerrilleros, y era la recién creada Unidad de Operaciones Especiales (UOE). Hoy los conocemos como la primera unidad de las Compañías de Operaciones Especiales (COE): la COE 81, que un día de estos será protagonista de uno de mis artículos.

Aprovechad estos últimos días que quedan de la exposición del Regimiento en el Marcos Valcárcel para conocer datos de esta historia. Hasta el 12 de mayo.