Ourense no tempo | "Recordando al Zamora 8"

Estamos estos días en la ciudad un poco revolucionados, y no es difícil ver militares por la calle. Por fortuna, el motivo es únicamente una cuestión de agradecimiento… Sí, agradecimiento y, como dice la convocatoria de los actos, “Un reconocimiento a la entrañable relación que mantuvo esta unidad militar con la ciudad y provincia”. Os hablo del Regimiento de Infantería Zamora 8, la unidad que durante más tiempo acompañó a los ourensanos y que consiguió gracias a las personas que la formaron durante todo ese tiempo una perfecta integración con Ourense. De las cifras oficiales se encargarán gentes que presumo más documentadas, yo, si me lo permitís, incidiré en uno de los pilares de cualquier unidad militar: la tropa. Empezando por el final: soldados de reemplazo el día de su licencia, posando delante de los míticos París y Económico. Ya sabéis aquello de que cada uno habla de la feria según le va en ella. Pues el tema “mili” los que la conocimos somos un claro ejemplo de esa afirmación. Al margen de los diferentes momentos que se vivieron en ese periodo entre 1944 y 93, los últimos tiempos que podríamos llamar “casi tranquilos” (23F, 28O aparte…) son los que recordamos, y en ellos, opiniones al margen, el servicio militar supuso una fuente de enseñanza de valores que tendríamos que intentar conservar: respeto, compañerismo, compromiso… unidos a otros como esfuerzo, sacrificio y disciplina, esos y otros muchos valores se intentaban inculcar durante aquellos meses. Que sí, que es cierto, en algunos casos la mili suponía un obstáculo para otros fines: el universitario que tenía que encajar esa obligación con sus estudios, el que ya había conseguido trabajo y en ocasiones se arriesgaba a perderlo y más casos que había. Me consta que se intentaban solucionar esos problemas, pero no voy a entrar en ello. Hoy sinceramente me apetece más contaros historias que muchos vivimos en aquellos meses. La primera, y para mí fundamental, es la que habla de las relaciones de amistad que se forjaron; gente de todos los puntos de España se reunían y compartían vivencias, todos en igualdad de condiciones, lejos de la familia, en una ciudad nueva y en un ambiente desconocido. Esas circunstancias facilitaban que intentaras integrarte, lo que ahora se llama socializar. Sé por experiencia propia que muchas de esas amistades han perdurado, y a pesar del tiempo, la distancia, etc., siempre que se puede se reúnen a recordar aquellos momentos… Hoy, por fortuna, las redes sociales de internet se convierten en un perfecto aliado para el mantenimiento de esas relaciones. Otras historias nos hablan de amor. Sí, aunque suene cursi tengo algún buen amigo que se vino con su macuto desde la bella Málaga, y aquí encontró a la que hoy es madre de sus hijas que lo “arrestó de por vida” (perdón por la broma a mi amigo Francisco). No fue la única historia de ese estilo. Y por último, para no aburrir, otra historia que nos habla de la existencia de las escuelas del PPE. En mis tiempos, finales de los 70 comienzos de los 80, vivían sus últimos momentos, pero aun así puedo afirmar que más de un “quinto” salió licenciado con el graduado escolar, o al menos unos conocimientos básicos con los que no contaba. Los hubo que adquirieron conocimientos de soldador, imprenta, mecánica, etc. Y qué decir del tema automóviles: la mayoría de los que entraban con un carnet, salían con todos los posibles. 2023: última visita de este grupo de soldados de reemplazo a las instalaciones del Cumial, o lo que queda de ellas... Andaluces, castellanos… con algún gallego infiltrado… Aproximadamente 40 años después. El Zamora suponía también un revulsivo para la economía local, ya no en lo referente a que tenían que comer a diario más de mil personas -panaderías, fruterías, etc.-, sino que también merecían tener momentos de ocio. En ese tema sí que hay mil y una historias que contar. A media tarde se acababan los trabajos en el cuartel, y una marea de chavales jóvenes salían ordenadamente a la ciudad vestidos con su traje “de bonito”. Eso precisamente condicionaba en muchos casos la primera visita. En el entorno surgieron bares como el Económico, París, Acapulco e incluso, aunque más lejano, Las Vegas (calle Santo Domingo), que para muchos se convirtieron en una segunda familia. Allí tenían una humilde taquilla que suponía “20 duros al mes”, ¡pero que daba un juego! Cambiarse de ropa para “camuflarse” con el personal civil era la intención, pero el pelo tan corto, el acento foráneo, etc. eran rasgos imposibles de cambiar, por lo cual eran fácilmente reconocibles. Por si eso fuera poco, no sé el motivo, pero reemplazo tras reemplazo los centros de ocio frecuentados eran los mismos. En mi época, quién no recuerda los jueves de la sala Vanessa, sábados de Niton’s y, el domingo, si la economía lo permitía, cine. La mayoría intentaba evitar la zona de vinos, y no porque estuviera la Policía Militar (PM) por allí con frecuencia, sino porque en un despiste podías dejarte el presupuesto de todo el mes, y como te sentara mal el ribeiro, a ver cómo regresabas a dormir al cuartel. Buf, cuantas cosas quedan en el tintero, pero yo por lo menos tengo la fortuna de mantener la amistad con unos cuantos de esos “chicos”: Francisco Navarro, Antonio Banderas, Rafa Pagán, Juan Calviño, José Carlos Cao, Álvaro, Millán, Torrego... Ese edificio fue de los que desaparecieron en la remodelación del Campo de Aragón. Para terminar, me vais a permitir que aunque solamente sea de manera nominal y para estimular a algún enamorado de la historia a profundizar en el tema, cite a las unidades que antecedieron al Zamora en nuestra provincia. En ellas sirvieron muchos de nuestros antepasados y en alguna etapa, por desgracia, siendo causa de gran dolor. A día de hoy tengo identificadas unas cuantas, algunas con gestas memorables, como los Tiradores del Ribero del célebre Cachamuiña (Pazos de Arenteiro), o el Ceriñola (Guerra de África, con muchos hijos de Ourense en sus filas). Es posible que alguna de las denominaciones pueda referirse a la misma unidad y también que realmente en lugar de unidades acuarteladas en la ciudad fueran secciones que se enviaban desde cuarteles próximos, los expertos nos lo confirmarán. Como unidades propias de la provincia conozco: Regimiento Provinciales de Orense, Regimiento Monterrey, Provinciales de Lobera, Tiradores del Ribero, Batallón de Infantería de Reserva Orense, Regimiento Ceriñola, Regimiento Mérida y el Zamora 8 (1944). Para que os hagáis una idea de la complejidad que supone ordenar la historia militar auriense, el Mérida, fue también Orense, nº 50, Batallón de Cazadores de Montaña Orense nº 5 y, en 1925, pasa a llamarse Batallón de Montaña nº 3. Y como denominaciones que puedes encontrar en algún momento situadas en la ciudad, o formadas por ourensanos: Regimiento de Infantería de la Reina nº 2 (1713), Regimiento Galicia nº 64 (1715), Regimiento del Infante 5 (1809), Regimiento Extremadura, Regimiento Guadalajara, Regimiento Cuenca, Batallón de Cazadores del Reus, Regimiento Zaragoza, Regimiento nº 30 (1936), Regimiento de Infantería América, Regimiento de Córdoba. Dedicatoria de agradecimiento escrita por el coronel Martínez Formoso, encargado de la entrega de llaves al Ayuntamiento de Ourense aquel 18-06-1993, para Arturo Vispo, quien realizó un excelente trabajo sobre la historia del Zamora 8. 80 años han transcurrido, con miles de historias que contar. Y si os apetece el jueves 25 nos reuniremos en una comida de hermandad en las instalaciones de Expo Ourense un buen grupo de amigos que vivimos parte de esa historia; si queréis acompañarnos podéis apuntaros en la Subdelegación de Defensa (calle del Paseo). Animaos. Aún estáis a tiempo de visitar la exposición del Zamora 8, en el Marcos Valcárcel.