Las obras del antiguo Hospital de Piñor, que se iniciaron a principios del mes de julio, siguen su curso durante los meses de verano para tratar de cumplir el plazo previsto. Será en otoño cuando los 58 enfermos (es la media de pacientes ingresados al mismo tiempo) y los 70 trabajadores del centro sean trasladados a Piñor, donde ocuparán la segunda y tercer plantas.
Los trabajos realizados ahora tienen dos objetivos fundamentales: la modernización de las instalaciones y la adaptación para acoger las unidades de salud mental. Se prevé que a finales del mes de septiembre o principios de octubre el centro esté preparado para acoger a los enfermos del centro psiquiátrico de Toén, que cerrará sus puertas tras más de 50 años de actividad.
Todos los enfermos del centro han sido trasladados hace ya un mes aunque, de acuerdo con el plan previsto, el Servicio de Rehabilitación y Medicina Física sigue con su actividad en el sótano del edificio.
Una vez terminados los trabajos, la segunda planta se dedicará a la unidad de cuidados de rehabilitación y residenciales de larga estancia, mientras que la tercera planta acogerá las unidades de cuidados especiales y cuidados intensivos de salud mental, rehabilitando zonas que antes permanecían cerradas. La primera planta, una vez reformada, se reservará para la hospitalización general.
Las obras incluyen la instalación de climatización, control de acceso y seguridad, circuito de videovigilancia, y la instalación de puertas y ventanas resistentes al fuego.
Todas estas medidas serán fundamentales para la futura atención de salud mental. De hecho, está prevista la sustitución de las ventanas por un cristal de seguridad con aislamiento térmico, al tiempo que se modernizarán las habitaciones.
Estas reformas supondrán la existencia de un espacio sanitario de acuerdo con los criterios técnicos de seguridad y dignificación de la asistencia psiquiátrica. Al menos así lo justifica el Complexo Hospitalario, que dio carpetazo al viejo Toén, alegando que es totalmente inadecuado. No se ha especificado, sin embargo, el uso que se dará a estas viejas instalaciones, cuyo cierre ha generado una ola de protestas de trabajadores y vecinos.
Todos los enfermos del centro han sido trasladados hace ya un mes aunque, de acuerdo con el plan previsto, el Servicio de Rehabilitación y Medicina Física sigue con su actividad en el sótano del edificio.
Una vez terminados los trabajos, la segunda planta se dedicará a la unidad de cuidados de rehabilitación y residenciales de larga estancia, mientras que la tercera planta acogerá las unidades de cuidados especiales y cuidados intensivos de salud mental, rehabilitando zonas que antes permanecían cerradas. La primera planta, una vez reformada, se reservará para la hospitalización general.
Las obras incluyen la instalación de climatización, control de acceso y seguridad, circuito de videovigilancia, y la instalación de puertas y ventanas resistentes al fuego.
Todas estas medidas serán fundamentales para la futura atención de salud mental. De hecho, está prevista la sustitución de las ventanas por un cristal de seguridad con aislamiento térmico, al tiempo que se modernizarán las habitaciones.
Estas reformas supondrán la existencia de un espacio sanitario de acuerdo con los criterios técnicos de seguridad y dignificación de la asistencia psiquiátrica. Al menos así lo justifica el Complexo Hospitalario, que dio carpetazo al viejo Toén, alegando que es totalmente inadecuado. No se ha especificado, sin embargo, el uso que se dará a estas viejas instalaciones, cuyo cierre ha generado una ola de protestas de trabajadores y vecinos.
