700.000 euros, tres casas, un bajo y dos solares a repartir

 (Foto: Xesús Fariñas)
Las acusaciones presentes en este caso, tanto la fiscal como los letrados que representan al primer marido de Ángeles Pousa (defiende los intereses de sus dos hijos menores) y el hermano de la víctima, tienen claro que en la muerte por encargo de Bernardino Pousa confluyen dos móviles: el sentimental y el económico.
En el primero, el supuesto mal encaje que tuvo en la vida de Dolores Álvarez el que su marido quisiera el divorcio y estuviera manteniendo una relación con otra mujer que trabajaba en Autocares Guerra. En el segundo, el desacuerdo existente a la hora de repartir los bienes acumulados durante el matrimonio (ambos habían estado de emigrantes en Alemania).

'Mi sobrina no se hablaba con el padre y él llegó a decir que la pensaba desheredar y dejarle todo a sus dos nietos', comentó el único hermano del fallecido, Germán Pousa. Este último confesó que la víctima iba a presentar la demanda de divorcio al día siguiente de que ocurriera su asesinato, y su esposa, pese a que ella lo negó en su declaración, conocía esas intenciones. Sobre la mesa estaba el reparto de dos pisos (uno en Ourense y otro en Verín), un chalé, dos solares y un bajo, además de cerca de 700.000 euros en la cuenta corriente. Pero, según confesó el hermano, habían surgido problemas en la liquidación de la sociedad de gananciales por la oposición de la esposa y'pese a que la ofrecía más de lo que le correspondía'.

La encausada, sin embargo, aseguró que el desacuerdo era porque su esposo no aceptaba 'las únicas tres cosas que le pedía' (chalé, el bajo y un trozo de tierra). 'Primero me decía que sí pero después hablaba con otras personas y ya cambiaba de opinión', relató Dolores Álvarez, quien insistió en varias ocasiones en que la relación con su esposo era cordial.

El tío de Ángeles Pousa también contó que su hermano había intentado despedirla a ésta pero que tuvo que readmitirla. Y tildó a su sobrina de 'consentida y dominante', atribuyéndole a ella la capacidad de decisión y dominio en la pareja que formaba con Alberto Vázquez.

Germán Pousa aclaró ayer que siempre desconfió que tanto su cuñada con la sobrina conocían los entresijos de la muerte de su hermano y así se lo hizo saber a la Guardia Civil

En la testifical de la tarde, también se puso sobre el tapete la declaración de una conocida de Dolores Álvarez que trabaja en el cuartel del Instituto Armado en la villa verinense y que escuchó a Dolores una frase que a lo largo de la sesión de ayer sonó en más de una ocasión: 'Bernardino es muy chulo pero la chulería se le va a acabar cuando le haga el pescuezo y lo lleven para Esconabois' (el lugar de nacimiento de la víctima).

Siguieron testimonios de vecinos de Verín, como el que oyó una 'secuencia de cinco o seis golpes y gemidos' en la nave de los autobuses el día 11 de septiembre, aunque le separa de ella una carretera nacional (la N-525) con mucho tránsito. En la declaración ante la Guardia Civil, precisó que escuchó entre 10 y 15 golpes.

Los cuatro inculpados, quienes se enfrentan a penas de prisión entre los 17 y los 25 año de prisión, escucharán en la mañana de hoy los testimonios de los guardia civiles que asumieron la investigación por espacio de medio año y quienes llegaron a colocar micrófonos ocultos entre en las vehículos de dos de los incriminados (Ángeles y Alberto).

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