DEMASIADOS GASTOS

Abeiro echa el cierre tras 23 años por falta de financiación

Fachada de la casa que ocupa Abeiro en Ourense, donde tiene talleres. Está en la calle Lúa (JOSÉ PAZ)
photo_camera Fachada de la casa que ocupa Abeiro en Ourense, donde tiene talleres. Está en la calle Lúa (JOSÉ PAZ)

La asociación, de ayuda a toxicómanos, clausurará su residencia y los talleres a final de mes.

La asociación de ayuda al toxicómano Abeiro cierra este mes definitivamente sus puertas por falta de financiación, cuestión que la hace inviable cuando estaba a punto de cumplir 23 años de existencia en Ourense.

Abeiro, creada en 1992 por Beli Piñeiro, dispone en la actualidad de una casa en Amoeiro para personas con problemas de adicción y a la espera de entrar en una comunidad terapéutica, y unos locales en la calle Lúa de Ourense, donde se impartían talleres de carpintería, pintura o encuadernación.

La asociación, según explica su fundadora, "ya no puede hacer frente a los gastos que genera, no había manera de seguir adelante, y por eso, y con gran dolor, nos vemos obligadas a cerrar las puertas".

Abeiro ofrecía sus servicios de manera totalmente gratuita a los usuarios -"jamás tuvieron que pagar un sólo euro", subraya Beli Piñeiro- y en la actualidad contaba con cinco personas empleadas, entre la casa y los talleres. Aunque la Xunta de Galicia les acaba de conceder una subvención de 30.000 euros, no es suficiente. "Esa cantidad", explica Beli Piñeiro, "no llega para mantener abierta la casa. No da para pagar los gastos de mantenimiento, los sueldos de los terapeutas, ni para seguir funcionando con los talleres".

Además, la casa que en Ourense acoge la actividad de esos talleres es propiedad del Obispado y también supone un lastre añadido. "Cuando empezamos no pagábamos nada. Después, en los últimos años, nos pusieron un alquiler de 1.000 euros, que tras negociar, logramos rebajar a 500. Pero ahora se nos terminaba el contrato y nos dijeron que o comprábamos o teníamos que irnos", indica Beli Piñeiro.

En cuanto a la ayuda municipal, Abeiro mantenía un convenio con el Concello, que este año no se ha firmado. Esta ayuda económica ha ido disminuyendo en los últimos años. En 2011 fueron 25.500 euros; en 2012 bajó a 22.940, y en 2013, la ayuda del Concello se quedó en 18.513.

La casa en Amoeiro es propiedad de Abeiro. Al principio, la asociación ocupaba una casa rectoral que tuvieron que dejar por pequeños desencuentros con los propietarios. El entonces presidente de la Diputación de Ourense José Luis Baltar les proporcionó la actual residencia, que reformaron y adaptaron para cumplir con el objetivo de la asociación: atender a las personas con problemas de adicción, cuyo número no se mantiene estable, y que podía oscilar entre cinco y ocho. De hecho, los últimos usuarios que albergaba la casa ya la han abandonado para incorporarse en alguna comunidad terapéutica.



La especialización

Beli Piñeiro explica que, además, las condiciones impuestas poco a poco por las administraciones públicas para tener una asociación así, fueron complicándose. "Al principio, yo era la que atendía la casa. Estaba con ellos, dormía allí. Después se fue exigiendo personal capacitado, y fuimos incorporando terapeutas y otros empleados. Los gastos de salarios son grandes y ya no se pueden afrontar con las puertas abiertas".

Abeiro también trabajaba en labores de reinserción. "No sólo estaban con nosotros mientras esperaban a entrar en una comunidad terapéutica, sino que después cuando salían, les ayudábamos a la reinserción. Les buscábamos un piso, les dábamos un anticipo de sus ayudas, en definitiva, intentábamos ayudarles a rehacer su vida", indica. Un rastrillo solidario y una cena benéfica eran dos de las actividades más conocidas de la asociación para recaudar fondos. Pero este año ya no hubo rastrillo y la cena ya no se celebrará. Abeiro apaga sus luces. 

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