REPORTAJE

Adaptarse o morir, la tuna busca nuevos integrantes

Con más de 20 años de historia, los tunos de Ourense siguen ofreciendo su espectáculo itinerante por el centro de la ciudad y animando a hombres y mujeres por igual a unirse a sus filas.

Sería difícil imaginar que la tuna de Ourense tuviese sus antecedentes musicales en el thrash metal, un género muy alejado de los boleros y las rancheras propias de las agrupaciones universitarias, al menos en su estética y no tanto en la técnica. “De aquella tenía curiosidad por la música, pero con un prejuicio hacia la música cantada”, recuerda el maese True, alias de David García, quien, años ha, integraba una banda llamada Acid Rain (Lluvia Ácida).

Fundada en 2001 con sede en la Facultad de Derecho, la tuna de Ourense nació gracias al padrinaje de otras tres tunas nacionales. En su punto más álgido el número de miembros llegó hasta los 18 miembros en activo y hoy su núcleo duro se ha quedado en cuatro integrantes principales. “Al final la gente acaba la carrera, pasaron años de crisis y se han repartido por todo el mundo”, explica True, que ahora ejerce como abogado.

A día de hoy, por las calles de Ourense se puede ver a esta banda compuesta por el propio True acompañado de Croquetas, Zamorano y Hippie, identificados por sus apodos. “Hay que diferenciar a la persona del personaje de la tuna”, puntualiza. Normalmente, salen los viernes y sábados para tocar, para acompañar a un pretendiente o para ensayar, dándose a conocer y aceptando aportaciones, siempre que no se lo impidan otras obligaciones de la vida adulta, como el trabajo o la familia.

Se hacen ver ataviados con el jubón, los pantalones, las calzas y la capa, e interpretando clásicos de flamenco o bossa nova, o temas de Joaquín Sabina por el Casco Histórico. True confiesa que le gustaría cambiar esta situación y, con su presencia, convencer al alumnado de la UVigo para ganar más componentes: “Este año querríamos interactuar con la comunidad universitaria porque hay mucho desconocimiento sobre nosotros”.

True define la tuna como una “fábrica de hacer amigos” y “una experiencia que va más allá de la música”. Asegura que la de Ourense, por sus estatutos, no discrimina a nadie, ni por edad ni por su nivel de formación musical, como tampoco requieren que los aspirantes hayan acabado la carrera; aunque quizás la condición mínima sea que hayan estado matriculados en algún momento, para no perder el carácter universitario.

Históricamente, la tuna ha sido una fraternidad de hombres, una institución tradicionalmente masculina, como también lo fue la universidad, hasta ahora, cuando ya existen tunas femeninas las universidades de León y de Salamanca, entre otras. “La tuna del futuro es de las mujeres, porque antes no había universitarias y ahora gran parte del cuerpo estudiantil está formado por mujeres”, razona True, que valora conservar los patrones básicos, pero no así la exclusión por género.

Igual que True adoptó una mentalidad abierta para aprender los nuevos géneros musicales que le descubrió la tuna de Ourense, esta se adapta y acepta otros géneros humanos para no extinguirse. “De aquí a 100 años la tuna masculina será una cosa rara”, concluye.

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