“Aí dentro quedou toda a nosa vida”

Imagen efectuada con un dron de la superficie calcinada que rodea A Veiga de Cascallá, Rubiá. LA REGIÓN
photo_camera Imagen efectuada con un dron de la superficie calcinada que rodea A Veiga de Cascallá, Rubiá. LA REGIÓN
Los vecinos de Alixo (O Barco) no olvidan la noche del 17 de julio. Las llamas llegaron a la puerta de sus casas en cuestión de un cuarto de hora y calcinaron 15 viviendas del pueblo. El fuego no solo quemó muros y muebles, también recuerdos familiares.

Los vecinos del pueblo de Alixo no olvidarán el pasado 17 de julio. Para muchos de ellos, esa fue la última tarde que vieron sus viviendas familiares en pie. “Aí dentro quedou toda a nosa vida”, asegura Rosa, una de las afectadas.

Las llamas del incendio que se había originado el día 14 en Carballeda de Valdeorras saltaron al municipio de O Barco, y en cuestión de minutos, cercaron Alixo. “Nun momento o ceo púxose dunha cor que parecía a fin do mundo, había un vento furacanado terrible e unha calor insoportable. En media hora xa tiñamos o incendio na porta das casas”, asegura Margarita Pizcueta, concejala de Cultura en el municipio barquense y residente en Alixo.

El fuego saltó a una finca abandonada y sin limpiar, algo que todavía causa rabia entre los vecinos. “Esa vivienda está embargada desde hace años, y desde entonces no se ha limpiado”, aseguran. De la maleza, las llamas saltaron rápidamente a las viviendas aledañas. “Todo o que tiña arredor, abrasouno”, señala Rosa. 

Más allá de las pérdidas económicas, los vecinos afectados señalan el dolor ante las pérdidas sentimentales. “Todos os nosos recordos arderon; nesta casa nacimos e aquí nos criamos”, apunta Julio, otro vecino del pueblo. “Só quen pasa por algo así sabe o que supón”, añade Rosa. 

Manuel, que vive en Alixo desde hace más de 50 años, se emociona mientras mira los restos calcinados de su casa. “É moi triste, isto é para non contalo”, añade. En la vivienda nació su mujer, Ángeles, que todavía no ha sido capaz de volver al pueblo para ver, in situ, las consecuencias del incendio.

Otro de los afectados, José Ramón, reconoce la desolación de ver cómo las llamas llegaban al tejado de su casa, construida hace 20 años. “Ardió porque nadie se preocupó de venir a apagarla; no les importó”, asegura.

La falta de medios de extinción enfada a los vecinos, que creen que la situación hubiese sido otra de contar con más efectivos. “Se non fose polos que vivimos aquí, alí non quedaba unha casa. Durante días, non tivemos nin auga nin luz, sacamos cubos da miña piscina”, recuerda Pizcueta.

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