Originario de Osaka -aunque también residió en Kyoto y Tokio-, Masakazu Shida es el único japonés que reside en Ourense, aunque estos días vive pendiente de su país natal.
Cuando conoció la noticia, 'me preocupé mucho por mi familia y mis amigos', señala, aunque por fortuna 'todos están bien, aunque sí notaron el terremoto y se asustaron mucho'. Sus amigos le han contado que Tokio era un caos tras el movimiento sísmico y muchos, que estaban trabajando cuando se produjo el suceso, 'no podían volver a sus casas, porque el transporte no funcionaba, y tuvieron que dormir en colegios, pabellones deportivos o en sus empresas'.
Ahora, todos tratan de realizar reservas de alimentos o productos básicos para afrontar problemas de suministro. Además, 'la gente está muy nerviosa, porque sigue habiendo réplicas. No son tan fuertes, pero algunas alcanzan la intensidad 6 ó 7. Además, los investigadores dicen que en un mes pueden seguir produciéndose'.
La gran frecuencia con la que se producen terremotos en Japón hace que sus habitantes estén muy acostumbrados, tal y como explica Masakazu Shida.'Yo he vivido muchos, pero no como éste', indica, recordando que el de mayor intensidad que él sufrió se produjo en mayo de 1995. 'No fue tan fuerte como el de ahora, pero causó 3.000 fallecidos', recuerda. No obstante, los japoneses lo sufren con resignación: 'No podemos hacer nada, sólo aguantar'.
Lo que ahora más le preocupa son los problemas de las centrales nucleares. 'La gente está muy nerviosa', comenta, porque uno de los contenedores está roto y sale radiación', indica, esperando que se logre contener este problema. Durante estos días, 'estoy continuamente pendiente de la NHK (cadena de televisión japonesa) que emite través de internet en directo, para saber qué está pasando'.
Este suceso no ha adelantado sus planes de regreso a Japón y, de hecho, si encontrase trabajo (actualmente está en paro) 'me gustaría quedarme un tiempo más'.
Ahora, todos tratan de realizar reservas de alimentos o productos básicos para afrontar problemas de suministro. Además, 'la gente está muy nerviosa, porque sigue habiendo réplicas. No son tan fuertes, pero algunas alcanzan la intensidad 6 ó 7. Además, los investigadores dicen que en un mes pueden seguir produciéndose'.
La gran frecuencia con la que se producen terremotos en Japón hace que sus habitantes estén muy acostumbrados, tal y como explica Masakazu Shida.'Yo he vivido muchos, pero no como éste', indica, recordando que el de mayor intensidad que él sufrió se produjo en mayo de 1995. 'No fue tan fuerte como el de ahora, pero causó 3.000 fallecidos', recuerda. No obstante, los japoneses lo sufren con resignación: 'No podemos hacer nada, sólo aguantar'.
Lo que ahora más le preocupa son los problemas de las centrales nucleares. 'La gente está muy nerviosa', comenta, porque uno de los contenedores está roto y sale radiación', indica, esperando que se logre contener este problema. Durante estos días, 'estoy continuamente pendiente de la NHK (cadena de televisión japonesa) que emite través de internet en directo, para saber qué está pasando'.
Este suceso no ha adelantado sus planes de regreso a Japón y, de hecho, si encontrase trabajo (actualmente está en paro) 'me gustaría quedarme un tiempo más'.
