Amoeiro, A Peroxa, Vilamarín, Coles y Ourense recuerdan a sus maestros represaliados

Rivera, Pérez, Rodríguez y Cid, con el público en frente. (Foto: José Paz)
Los concellos de Amoeiro, A Peroxa, Coles, Vilamarín y Ourense, con la colaboración de la Facultade de Ciencias da Educación, organizaron ayer un homenaje a los maestros que ejercieron su labor durante la República y fueron represaliados.
El golpe de estado de 1936 y los posteriores años del franquismo supusieron un serio revés para la labor pedagógica que durante la II República llevó a cabo el colectivo de maestros. La práctica totalidad de ellos fue represaliado, algunos con la separación definitiva de su profesión.

Con el objetivo de reconocer el trabajo desarrollado por estos profesionales, los concellos de Amoeiro, Coles, A Peroxa, Vilamarín y Ourense, con la colaboración de la Facultade de Ciencias de la Educación, rindieron ayer un emotivo homenaje a los maestros represaliados que ejercieron su labor docente en esta zona de la provincia, donde estaban, en palabras del investigador y profesor Xosé Manuel Cid, los ideólogos más importantes que crearon la Asociación de Traballadores do Ensino de Ourense (Ateo) y sobre los que la represión cayó con gran notoriedad. En los concellos que organizaron el homenaje, más del 50 por ciento de los maestros fueron represaliados.

El acto tuvo lugar en el Pazo-museo de Otero Pedrayo, en Trasalba, ante la presencia de familiares, políticos y gente de la enseñanza. La memoria histórica se convirtió ayer en herramienta para enmendar la justicia. Durante la República, Ourense estaba a la vanguardia de la renovación educativa, tal y como resaltaron ayer el alcalde de Amoeiro, Rafael Rodríguez, y el propio Xosé Manuel Cid. Pero la apuesta de los maestros por la coeducación, la interdisciplinaridad o las salidas de estudio fue castigada por el franquismo. Ayer, su labor fue ensalzada.

Emotividad

El homenaje pretendía, según la edil de Cultura de Ourense, Isabel Pérez, ‘cicatrizar feridas, non abrilas’. Y así fue. Una veintena de maestros sonaron ayer con nombre propio. Y también se oyó la voz de sus familiares. Julio Rivera fue el encargado de dar lectura a una carta escrita por su esposa, sobrina del homenajeado Rafael Alonso, que no pudo acudir al acto. En una reflexión íntima y personal, la mujer mostró su gratitud por la recuperación de la memoria de su tío, que se hizo extensiva a todos los maestros represaliadas, pero también, con mención específica, a las viudas que tuvieron que sufrir ese dolor.


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