Coger cada día el autobús que comunica la ciudad con los distintos polígonos supone casi un acto de fe. Los autocares que podrían trasladar a los empleados que residen en la urbe y trabajan en Barreiros o San Cibrao viajan prácticamente vacíos. Aunque esto no tiene tanto que ver con una falta de necesidad como con un mal planteamiento del servicio.
Los problemas en el transporte de autobús entre ciudades gallegas
Y es que la línea que efectúa este recorrido, gestionada por la empresa Gavilanes, no responde a las necesidades de los usuarios potenciales. El primero de los autobuses parte de la estación de Ourense a las 07,00 horas, seis horas y media más tarde lo hace el último. Esto deja sin servicio a todas las personas que necesiten llegar a partir de las 18,30 horas cronificando los problemas de transporte público entre Ourense y los diferentes polígonos.
En el sentido contrario, más de lo mismo. No hay opciones para volver a la ciudad más allá de las 20,30 horas, por lo que los trabajadores que terminen su turno a partir de entonces no podrían hacer uso de esta línea.
La ausencia de pasajeros provoca en ocasiones que los autobuses no se detengan en algunas de las paradas menos habituales o que, directamente, opten por recorridos alternativos. Así, los usuarios esporádicos de la empresa Gavilanes quedan de vez en cuando abandonados en las paradas a la espera del siguiente autocar, que pasará cinco minutos después en el mejor de los casos -entre las 08,10 y las 08,15 horas- o más de tres horas en el peor -entre las 15,10 y las 18,30 horas-.
Apenas hay siete frecuencias para viajar de la ciudad al polígono de San Cibrao, el polo industrial más importante de la provincia. Ir a trabajar a este polígono o al de Barreiros, Pereiro o a la Tecnópole es un reto si no se dispone de coche propio. La ausencia de un Plan de Transporte Metropolitano complica una situación que afecta a 13.000 trabajadores, con los 8.500 de San Cibrao a la cabeza.
