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Transporte
A Sara le sonó el teléfono cuando hacía cola en la estación Intermodal de Ourense para viajar a Pontevedra. Eran las 10,45 horas del sábado y el autobús que esperaba era el único que había en todo el día. “No sé a qué hora llegaré, ya teníamos que haber salido pero de momento estoy en la cola del Monbus. A las 12,30 seguro que no”, decía a su interlocutor. Y la conexión entre pueblos de Ourense es aún peor.
Y es que los retrasos de estos autobuses son el pan de cada día para los pasajeros más asiduos. Desde cinco minutos a media hora, testifican algunos usuarios. “Y aún cuando llega, nada te asegura que vayas a recibir un asiento en condiciones. Ni siquiera con el ticket comprado con la suficiente antelación”, señala. Esta compañía conecta Ourense con el resto de ciudades gallegas (A Coruña, Santiago, Vigo, Lugo y Pontevedra) además de Verín.
Alicia suele desplazarse a Vigo en fin de semana. Relata que el pasado mes, tras hacer una larga cola, entró en el bus y pasó la tarjeta. En el interior se percató de que no había ningún sitio vacío. Acudió al conductor y este le pidió que se sentase en el asiento de copiloto, una silla plegable sin reposabrazos ni sitio para los pies, que van en el aire. Así, se ató el cinturón y emprendió el viaje. “Me balanceaba de un lado para otro, llegué mareada”, recuerda.
Los viernes por la tarde numerosos universitarios vuelven a casa. “Todos los días se llena el autobús y todos los días tenemos que estar esperando al frío porque no se les ocurre traer dos de refuerzo”, lamenta Alba, estudiante.
La peor parte se la llevan los trabajadores. “Ya no miro uno que llegue justo porque nunca se sabe lo que puede pasar, no sería la primera vez que tengo que justificar haber llegado tarde”, explica Samuel, que emplea este transporte para desplazarse hasta Santiago. “Además de que nunca se cumplen los horarios que vienen en la web, los días de lluvia llegas a pasar miedo. Si se supone que hay que disminuir la velocidad, Monbus parece que acelera”, añade el usuario.
Otro clásico de esta compañía es la falta de seguridad en el interior. Hay trayectos, sobre todo los de última hora, en los que los usuarios viajan con miedo. Ha habido casos de viajeros que han llegado a gritar al resto de los pasajeros o que incluso suelen encender cigarros durante el trayecto sin que pase nada. ¿La solución? Un padrenuestro.
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