'Cuando me colocó el cuchillo a la altura de los riñones me temblaban las piernas', declaró la dependienta víctima del robo

Atraca una perfumería en el barrio de A Ponte con la cara descubierta

Una tienda de la cadena de permuferías Avenida, ubicada en la calle San Rosendo, en el barrio ourensano de A Ponte, fue ayer el escenario de un atraco ocurrido a plena luz del día. Pasados pocos minutos de las 12 horas, un hombre de unos 40 años, de complexión normal y con la cara al descubierto, 'entró en el establecimiento y pidió una botella de amoníaco', relató la empleada afectada a este periódico, Milagros P.B.
En ese instante, y tras seguir a la dependienta hasta la caja con el supuesto ánimo de pagar, sacó disimuladamente un cuchillo de cocina que empuñó hacia su cuerpo. Sin subir el tono de voz, dijo: 'Dame todo lo que tengas, sólo quiero el dinero, nada más', explicó la afectada, que aún en la tarde de ayer no se había repuesto del susto.

'Cuando me amenazó con el cuchillo, -dijo todavía con la voz quebrada- me temblaban las piernas y no sabía qué hacer. Era enorme, poco le faltaba para ser jamonero', reconoció la afectada, quien ante tal situación -y temiendo correr riegos-, abrió la caja registradora. 'Se llevó unos 300 euros, todos los billetes que había y las monedas más grandes. La calderilla la dejó', señaló la dependienta afectada. También 'marchó con la botella, supongo, para no dejar huellas', añadió.

Tras huir por la puerta, la víctima, una clienta que estaba en la tienda y una segunda empleada salieron corriendo. 'Estoy convencida de que no le esperaba nadie, se fue a pie, volaba', explicó Milagros P.B.. En el momento de los hechos pasaba casualmente por el lugar una patrulla de la Policía Local que fue alertada de lo sucedido, sin embargo, 'no pudieron dar con él'.

Sobre la posible identidad del autor, la víctima aseguró que 'se tiene que tratar de alguna persona de por aquí, estoy convencida, tenía un acento autóctono marcado', matizó.

Después del atraco, la afectada sufrió una crisis de ansiedad aunque no precisó asistencia médica. 'Fueron los vecinos los que me ayudaron, todos se volcaron conmigo, la empleada del bar de enfrente incluso me trajo una tila', explicó Milagros P.B., quien agradeció sobremanera el apoyo que le brindó el vecindario.

Tras el incidente, la perfumería continuó abierta con normalidad tanto al mediodía como a la tarde. Tras prestar declaración ante la Policía Nacional, la afectada, reconoció que nunca le había ocurrido algo similar. 'Cuando iba hacia la Comisaría no me lo podía creer, pasó justo en el día del aniversario del 23-F', bromeó para quitarle hierro 'al enorme susto vivido'.

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